10 antihéroes infinitamente más interesantes que cualquier héroe
Son la antítesis de lo socialmente deseable, pero ejercen como polos de atracción irresistible.

Cascarrabias, malvados, inseguros, cretinos, arrogantes… son algunas de las cualidades que reúnen los antihéroes. Esos personajes que a pesar de representar la antítesis de lo socialmente deseado ejercen como polos de atracción irresistible. Al menos los antihéroes de ficción. En Librotea hemos preparado una selección de novelas –grandes novelas- que incluyen a alguno de estos especímenes.
Antihéroes que trascendieron sus propios libros
El precursor de todos ellos podría ser El Lazarillo de Tormes, un pícaro que representa la antítesis del hidalgo pero al que es imposible no cogerle cariño. No pasa así con Ignatius Reilly, protagonista de La Conjura de los Necios, de John Kennedy Toole, y encarnación de la putrefacción moral.
Otro personaje que se ha ganado a pulso su presencia en esta lista es Woland, de El Maestro y Margarita, de Bulgakov. Un libro que, por cierto, sirvió de inspiración a los Rolling Stones para componer la icónica Sympathy for the devil. El narcisista Alexander Portnoy es uno de los personajes más emblemáticos de Philip Roth, amén del protagonista de El lamento de Portnoy, un buen fichaje para esta selección.
Otro es el vividor Jay Gatsby, retratado por Scott Fitzgerald en esa novela cumbre que es El gran Gatsby. El Holden Caulfield de El guardián entre el centeno también convive con la etiqueta de antihéroe, como Huckleberry Finn. Y aquí también reivindicamos al Quentin Compson de El ruido y la furia, de Faulkner.
William Shakespeare es, tal vez, el gran maestro del género. De su pluma han nacido antihéroes de todo tipo: bufones, asesinos, chivatos o torturadores. De entre el ramillete a elegir optamos por Otelo, pero también podría estar Ricardo III. El detective Philip Marlowe, creado por Raymond Chandler, es un tipo impertinente, descreído, cínico y que se ciñe solo a su propia moral, una que a menudo choca con la del resto de la sociedad. Argumentos que le han valido para convertirse en protagonista de un puñado de novelas y para entrar en el Olimpo de los antihéroes. Y el tuyo: ¿cuál es?
10 antihéroes infinitamente más interesantes que cualquier héroe
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No sólo porque le gustaba mucho a Cervantes, sino porque de Lazaro aprendió mucho su mirada.
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Lo que más me gusta de este libro es la forma en la que su protagonista se desenvuelve en la contradicción en la que tiene que vivir ahogando su moral, sus convicciones y todo aquello en lo que ha creído siempre. Salvando las distancias y aquello en lo que el personaje concretamente cree, ¿quién no se ha visto en una situación así?
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Del aprendizaje de la vida y la soledad.
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Otra que releo todo los años. Por motivos similares a los de 'Cumbres borrascosas': ser testigo privilegiado de una perfección inalcanzable. Y la felicidad ya madura -a diferencia de la felicidad adolescente, cuando se quiere hace todo y poseer todo- de que alguien haya sufrido escribiéndola para poder disfrutarla como lector.
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No me entusiasma este libro pero como canto a la amistad juvenil apenas tiene rival.
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Una obra fantasiosa e irónica que desafía al realismo del tiempo en el que fue escrita y lo hace saltar por los aires.
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Traducción de José Luis López Muñoz. Una de las pocas veces en las que la novela negra ha sido traducida sin copiar los giros importados del cine, en un español impecable y brillante.
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<br>Cuento muchas veces que había intentado leer a Faulkner sin grandes éxitos, más bien con cierta pereza, hasta que en una ocasión acabé Mientras agonizo y, enchufado por el placer, leí El ruido y la furia, y fue acabarlo y volverlo a empezar, por el mero placer de subir una cuesta empinada y conseguirlo. Eso es algo que cualquiera que haya montado en bici sabe el placer que produce. Eso es algo que hecho de menos en la actitud intelectual de muchas personas. <br>
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