6 libros que tienes que leer en junio
Libros recomendados por Librotea

6 libros que tienes que leer en junio
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Bajo la sencilla apariencia de una novela corta sobre el despertar sexual de un chico de 17 años, Pedro Mairal nos habla de algo mucho más trascendental. La relación entre el amor y la muerte, el deseo por la mujer real y el deseo erótico nacido de la industria del porno o la vida en el campo frente a la vida en la ciudad. A modo de viaje iniciático, el protagonista de este relato recorre cientos de kilómetros para pasar una noche con una estrella del porno. Pero por el camino irá perdiendo la inocencia, sus creencias y sus convicciones irán cambiando, modificándose, moldeándose mientras se adaptan al mundo real que atraviesa.La salida desde un pueblo de provincias anegado e incomunicado es sólo el comienzo de un periplo tras el cual nada volverá a ser lo mismo. La llegada a Buenos Aires, el choque que se produce entre el mundo rural y el urbano en la cabeza del protagonista, la sensación de libertad que le recorre al saberse un ser anónimo entre la muchedumbre... todo ello nos habla del paso de la adolescencia a la edad adulta. Podría pensarse que todo se disfraza bajo la metáfora de las relaciones sexuales, pero detrás de ello hay mucho, mucho más.Esta obra, publicada por primera vez en 1998 y que fue galardonada con el premio Clarín, se reedita este año en Libros del Asteroide siguiendo la estela del éxito de 'La uruguaya'. Merece la pena asomarse a ella con ojos nuevos, porque sigue siendo tan actual como cuando se publicó hace 20 años. Y es que es difícil que historias tan sinceras pasen de moda.
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Muchos son los autores que han fijado su mirada en el deterioro de las relaciones sentimentales. Pero este no es un libro como otros. Domenico Starnone, nos cuenta la historia de Vanda y Aldo a lo largo de los peores años de su relación. Comienza el relato en el momento en que todo se resquebraja y poca es la información tiene el lector de los buenos momentos de la pareja. Nadie sale indemne de este naufragio, ni siquiera los hijos de la pareja, absolutamente marcados por el fracaso sentimental de sus padres. Los distintos puntos de vista se suceden en las diferentes partes del libro, que va dosificando la información que pesa como una losa sobre la conciencia del lector, que mira por el ojo de una cerradura como se descompone el amor y asiste atónito a la destrucción y reconciliación de este matrimonio. Esta es una historia sobre el desamor, el odio acumulado tras años de sinsabores, el conformismo, la importancia de las elecciones y las cicatrices mal curadas que siguen doliendo pasados los años. Pero es también una historia sobre la cobardía, el miedo a enfrentarse a la vida solo. Cada miembro de esta pareja cree encontrar en el otro un salvavidas, pero no consigue más que salir a flote sin disfrutar realmente de la vida, dejándose arrastrar por la corriente. Una lección, en definitiva, que muchos deberíamos aprender antes de cometer estos errores.
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Suelo decir que lo único malo de Jeffrey Eugenides es que publica una novela cada siete años. Ahora calma los ánimos con un libro de relatos, Denuncia Inmediata. Una colección de cuentos que trae de vuelta al mejor Eugenides aunque sea en pequeñas píldoras. Y con la sorpresa de recuperar a dos personajes ya conocidos, Peter Luce, el sexólogo de Middlesex, y Mitchell Grammaticus, de La Trama Nupcial. Es en los personajes donde reside la fuerza narrativa del autor norteamericano, los del último relato incluido en el volumen, Quejas, son tal vez los más poliédricos. Es capaz Eugenides de poner a sus protagonistas al límite, de dar profundidad a sus historias sin importar la extensión de las mismas. El autor de Las vírgenes suicidas siempre te deja con ganas de más.
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La historia de Josephine Newbury y su marido Joseph Jones parece sacada del telediario de cualquier ciudad después de la crisis económica. Ambos en paro de larga duración dejan su pueblo natal para probar suerte en una ciudad mayor. Allí él ha encontrado un trabajo y ella, desesperada por llevar tanto tiempo sin oficio, está dispuesta a aceptar cualquier trabajo de oficina por aburrido que pueda ser. De hecho ahí comienza la novela, con una extraña entrevista de laboral en la que el lector empieza a notar elementos que le van sumiendo en la inquietante extrañeza. Algo no encaja, algo desde el principio de esta obra nos dice que no va ser una historia común.Y no lo es. Helen Phillips utiliza esta trama aparentemente cotidiana para hablarnos de un mundo que controla nuestras decisiones, un mundo en el que no somos libres para decidir, sino que somos los peones de una sociedad que decide por nosotros. Si se quiere, se puede ver en la novela un cariz religioso, preguntas trascendentales sobre el futuro de cada individuo, su origen, etc. O si se prefiere, como es mi caso, se puede entender que es el sistema quien decide por nosotros. No tenemos hijos cuando queremos, sino cuando tenemos que tenerlos, no encontramos el trabajo que deseamos, sino el que necesitamos para poder alcanzar el confort que merecemos o creemos merecer, y así la lista podría seguir eternamente.Una burócrata encerrada en un despacho sin ventanas, alienada, sin contacto con sus compañeros, trabaja mecánicamente introduciendo números en una base de datos cuya finalidad desconoce, contenta en principio de poder trabajar. Su salud va empeorando poco a poco a medida que el ambiente laboral tóxico y sin sentido la carcome. Conoce a otras trabajadoras extrañamente parecidas a ella, su misma estatura, misma ropa, mismo color de pelo, facciones similares. Poco a poco la extrañeza va invadiendo también su vida personal, su relación con su pareja... hasta el punto de que llega un momento en el que ya no hay marcha atrás.
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Hace algo más de veinte años Laura Freixas se embarcaba en la aventura de tratar de encontrar un editor para su novela, luchaba por convertirse en escritora. Durante esa etapa, entre 1995 y 1996, escribió unos diarios que publica ahora bajo el título de Todos llevan máscara. Cuando Freixas comenzó a luchar por hacerse un lugar en el mundillo literario se encontró de frente con el machismo, descubrió que la cultura no era libre e igualitaria, como había imaginado. La realidad le hizo ver que el feminismo era una necesidad. En ese viaje Freixas se enfrentó a la pregunta de tratar de averiguar qué es ser mujer. Cómo el género nos determina.Compone la escritora catalana un relato confesional sin artificios narrativos. Su día a día aparece retratado con nombres y apellidos, no hay impostura, busca la verdad desde el desnudo. Asume Laura Freixas que el valor de los diarios reside en la capacidad de asumir el fracaso como algo inseparable del género humano. Dos décadas después la lucha feminista de Freixas sigue vigente, no ha perdido vigor. Su testimonio ayuda a comprender cómo hemos llegado hasta aquí y cuál es el camino que aún nos queda por recorrer.
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