7 libros y una canción para hacer un viaje (sin movernos del sitio)
La literatura, como cualquier arte humano, es un reflejo de nuestras vidas

La literatura, como cualquier arte humano, es un reflejo de nuestras vidas, con sus grandezas y con sus aristas. El universo de las drogas no iba a ser menos.Dejamos la moralina a un lado y nos pasamos al lado oscuro de lo políticamente correcto para hablar de los tentáculos de las drogas en la obra de algunos de nuestros escritores favoritos. Alcohol, cocaína, opiáceos, narcóticos, heroína o marihuana, han sido solo algunos de los compañeros de viaje de algunos de nuestros escritores favoritos.Alguien dijo una vez que en un momento de nuestras vidas, por desgracia, perdemos la capacidad de sorprendernos. Para una persona ávida de historias, puede ser la muerte. Quizá, por eso, las drogas pueden ser las centinelas peligrosas para abrir nuevas puertas a nuevas experiencias para contadores de historias que a su vez se colocan sobre el cable suspendido en el abismo.Literatura politoxicómana, obras yonkis y autores sin límites nos invitan a hacer un viaje, con nuestras mentes y nuestros cuerpos como únicas naves espaciales. Y una canción...The La’s: “There She Goes”Está dentro de la colección de nuestros himnos generacionales favoritos de todos los tiempos y, aunque pensábamos que es una canción de amor a una mujer, en realidad es un escurridizo símil que refleja en su pelo, sus ojos y sus pechos la totalidad del universo como un aleph. Amor versus heroína, acordes luminosos versus el abismo transparente que lleva implícito el oscuro mundo de las adicciones.¿Qué opina de las drogas?”-”¡Oh! ¡Mi tema favorito!”, respondía Charles Bukowski con un cigarro en la mano y tras un trago de cerveza, en una entrevista. “Soy anti drogas. Son muy mal camino. Si tienes que ser algo, sé un alcohólico”, aseguraba. “Si no hubiera sido un borracho probablemente me habría suicidado hace mucho tiempo. El alcohol te ofrece la libertad de soñar sin la mortandad de las drogas.” Seguramente, exhaló está palabras sumergido en un considerable colocón.
7 libros y una canción para hacer un viaje (sin movernos del sitio)
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Nos topamos de bruces con el líder espiritual de la llamada generación X.Pornografía, escatología y sustancias prohibidas se dan la mano en la obra de Palahniuk desde su posición privilegiada de outsider por decreto vital.
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El Edimburgo que no aparece en las guías de turismo es el escenario de esta novela. Una realidad capitaneada por el sida, la miseria y la prostitución en la que la droga es el combustible diario.Llevada a cine por Danny Boyle la frase "¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?" resume a la perfección el espíritu de el grupo de jóvenes protagonistas.
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También una crónica real que da lugar a un nuevo género del reporterismo, el “Periodismo gonzo”. Thompson y su abogado viajan a Las Vegas para preparar un reportaje, llevando consigo un brutal cargamento de drogas en el maletero del coche. Allí vivirán un sinfín de experiencias, cada cual más bestia, bajo los efectos del LSD, la cocaína y la mescalina. Miedo y asco en Las Vegas también llegó al cine en el 98 con Johnny Depp y Benicio del Toro como protagonistas."Odio abogar por drogas, alcohol, violencia o locura a alguien, pero siempre me han servido a mi" .
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La biografía de esta adolescente enganchada a la heroína, sustancia que la llevó directa a la protistución, a la exclusión social y a prácticas peligrosas, dio la vuelta al mundo hace 4 décadas.A sus 50 y pico años, Christiane F. vuelve a las estanterías para contarnos qué fue de ella tras su elevación a la categoría de "yonquistar" y como, aún así, su segunda vida tampoco ha sido nada fácil.
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“L.S.M. tiene 18 años, era campeona de ajedrez, una chica modélica, buena estudiante, con unos padres felices y una hermana pequeña. Tenía novio. Todo eso se ha ido en unos segundos, solo porque una pastilla se cruzó en su camino. El coma puede ser eterno, llevarla a un rápido y fatal desenlace, o cesar inesperadamente. Pero eso no ocultará la realidad. Como decían los Beatles, los campos de fresas pueden llegar a ser eternos”.Drogas de diseño y vidas predeterminadas, aparentemente perfectas y truncadas por una pastilla de éxtasis. Una novela aleccionadora que es carne de moralina para jóvenes y adolescentes.
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Cuando se juntan las anfetaminas con la heroína. Cuando además, se suma una turbulenta relación entre una madre y un hijo que consumen sin parar a la espera de que sus sueños se cumpaln, podemos hablar con certeza de una de las obras más crueles y sórdidas de la literatura norteamericana. Selby Jr. hurga sin concesiones en las miserias de la América profunda desde el prisma cristalino que le ofrece la heroína, droga que conoce a la perfección (durante toda su vida sobrellevó sus dolores por un padecimiento prematuro de tuberculosis y su amenaza perpetua de muerte gracias a las drogas)
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La novela está narrada por Ryu, un joven japonés cuya vida transcurre entre drogas, organizar fiestas con sus amigos y tener sexo. Ya está, es lo único (que no es poco) que sucede durante las 144 páginas que tiene el libro. Los protagonistas de esta novela viven cerca de una base norteamericana, y además acuden a conciertos de rock, organizan orgías para los soldados yanquis, todo ello sin aparente pasión ni placer.Los jóvenes de esta novela viven compulsivamente y en la autopista directos a la autodestrucción. Leer las novelas de Murakam es encajar un puñetazo en el estómago. Sus temas oscuros y tan humanos nos obligan a mirar hacia aquello de lo que queremos apartar la mirada.
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