Agustín Fernández Mallo y los libros que cambian tu perspectiva del mundo
Hablamos con el autor sobre 'Madre de corazón atómico', una novela sobre la pérdida y la construcción de la personalidad.

Decir que la última obra de un artista, ya sea un músico, un cineasta o un escritor, es “la más personal” se ha convertido en un tópico, más una herramienta de marketing que una declaración de intenciones. Sin embargo, Madre de corazón atómico, la reciente novela de Agustín Fernández Mallo, lo es. Los lectores y lecturas que sigan la trayectoria del gallego desde su llamada trilogía Nocilla reconocerán su voz, en especial su manera de hilar ideas y hecho en apariencia desconectados, en una visión del mundo que no entiende de clasificaciones. Sin embargo, el origen en este caso es autobiográfico: la muerte de su padre, su manera de entender la vida, y los enormes cambios históricos y sociales que vivieron sus padres. Hablamos de todo ello con él y nos recomienda libros que cambian tu perspectiva del mundo.
Video: entrevista y libros recomendados de Agustín Fernández Mallo

El origen de Madre de corazón atómico, antes incluso de saber que escribiría esta novela, están en un viaje. “Estaba atravesando Estados Unidos en coche, desde Nueva York a Los Ángeles y, cuando íbamos por el estado de Kansas, nos desviamos y había un prado muy grande con unas vacas que se nos quedaron mirando. Cientos de vacas”, recuerda el autor. “En ese momento recordé, recordé que en el año 1967, el año en el que yo nací pero un mes antes, mi padre había estado por allí, en Kansas y Missouri, por su trabajo de veterinario, seleccionando vacas para traer a España, y recordé que él había hecho un cuaderno de bitácora, mecanografiado con fotografías de 1967. En aquel momento, en 2010, mi padre ya estaba enfermo. Ves la proximidad de la muerte y, de repente, algo vuelve a tu cabeza. Entonces se empiezan a unir cosas y empieza a aparecerse la idea de, algún día, escribir algo acerca de mi padre, que era un profesional muy pionero en su trabajo. Ahí empieza a gestarse”.

La primera de esas conexiones que pueblan no solo las novelas de Mallo, sino también sus ensayos, está en esas vacas, y tiene que ver con el título del libro. “A ese encuentro con vacas en Kansas se une el recuerdo de cuando tenía ocho años y aparece por la casa familiar el disco Atom Heart Mother, que es madre de corazón atómico, de Pink Floyd, traído por alguna de mis hermanas mayores”, explica. “Mi padre se fija en el disco, pero Pink Floyd le daba exactamente igual: se fija en la portada, con esa vaca que mira a la cámara. Entonces, él empieza a explicarme, qué tipo de vaca es, qué raza, qué tipo de leche da, por qué hay que alimentarla así o asá, por qué mira de esa manera, por qué no tiene cuernos, el tipo de pasto en el que está... Son cosas que se te quedan en la cabeza porque, en el fondo, son momentos epifánicos de algo más profundo. Allí donde todo el mundo fija su mirada, en este caso en el disco, él la fija en otro lugar, y esto es una constante en todo el libro, la idea de una persona que se va como fijando en la cara B de las cosas. Él nunca me contó un cuento para niños, pero me describió cosas reales mostrando un poco el lado fantástico de las cosas”.
Esa manera de mirar, apunta Fernández Mallo, está en su literatura. “También es eso unir diferentes disciplinas de ciencia, de literatura, de economía, de publicidad, en un libro”, apunta. “Con los años me he dado cuenta de que él también hacía así su propio trabajo, y eso me lleva a la idea de cómo los padres, en general, nos van transmitiendo hábitos, formas de afrontar la vida, que aunque no se verbalizan, están ahí. Es un hilo conductor subterráneo”.
Identidad y muerte
La muerte del padre es, en efecto, uno de los temas principales de Madre de corazón atómico, pero no desde un punto de vista sentimental, sino más bien filosófico, sobre todo por lo que tiene que ver con la propia identidad. “Efectivamente, es uno de los temas principales del libro, y yo lo cuento a través del momento en el que mi padre no me reconoce, o me reconoce a ratos”, explica Mallo. “Ese momento para mí fue vertiginoso. Nunca imaginé que me fuera a enfrentar en la vida a un momento tan abismal como que tu padre no te reconoce y te planteas la pregunta que está en todo el libro: ¿Quién hay ahí? Es como si te dijeran todo lo que has visto era un decorado, y ahora de repente bajamos el telón, subimos el telón y todo era mentira, aparece otra vida. Por mi profesión como radiofísico hospitalario, estaba acostumbrado a contemplar la degradación física de una persona, pero no la mental, y fue algo muy difícil, muy duro. Creo que, en el fondo, escribo el libro para intentar responder esa pregunta de quién hay ahí”.
Esa indagación lleva al escritor a otras, en esa serie de conexiones que van de lo personal a lo colectivo. “Hay dos pensamientos que dominan mi día a día. Uno es que la realidad no es la realidad sino un deseo. Es algo que deseamos, pero la realidad es como le da la gana ser. El otro es que la identidad es una alucinación del ego. El ego cree que es de una manera, pero la identidad es algo voluble, que cambia. Cuando tú ves que la identidad de tu padre es otra, te planteas cuál es la tuya también, sin llegar a resolverlo. Por supuesto, todo esto tiene que ver también con el hecho de que la cercanía de la muerte activa en nuestra cabeza mecanismos que nunca habíamos pensado, y activa ideas extrañísimas que nunca habíamos ni imaginado que tendríamos. Aparecen momentos muy misteriosos”.
La muerte no existe, la persona muerta resucita de alguna manera en tu cabeza, componiéndose de otra manera
Uno de esos momentos tiene que ver con la propia muerte. “Todo ocurre cuando mi padre está a punto de morir. Veías que la muerte se acercaba, y es cuando pienso que en realidad nadie muere. Puedo resumirlo diciendo que la muerte no existe, lo que ocurre es que la persona muerta resucita de alguna manera en tu cabeza, componiéndose de otra manera”, argumenta Fernández Mallo. “Se reconstruye otro ser que tiene que ver con el que tú conociste, pero aparecen cosas nuevas, cosas diferentes. Es una suerte de resurrección, una resurrección simbólica, mental, pero desde luego no muere. Al final, lo entendí como la última enseñanza de una persona para su progenie, su última lección de vida: muero para que puedas entender que la muerte no existe y para que puedas entender que me vas a reconstruir y de una manera, incluso no diría feliz, pero de una manera aceptada y tranquila”.
Al terminar este libro, siento como si ya no pudiera volver a escribir de la manera en que escribía antes
Madre de corazón atómico es, por todo lo anterior, un punto y aparte en la carrera de Agustín Fernández Mallo. “Cuando he terminado el libro, lo he entregado a la editorial y está editado, siento como si ya no pudiera volver a escribir de la manera en que escribía antes”, confiesa. “Hay una exposición de mi vida, pero hacia mí mismo, en cómo trato ese libro, cómo trato la muerte, cómo trato la vida, que, de repente, pienso que a lo mejor ya no me apetece seguir escribiendo ficción como escribía antes. Es algo que tendré que ir viendo con el tiempo, pero desde luego la primera impresión es que algo ha cambiado y que ya no podré volver a escribir como escribía antes. Lo cual no me importa, porque la vida es evolución y precisamente una enseñanza que con el tiempo veo de mi padre es esa: que hay que ir hacia adelante y aceptar esos cambios”.
Agustín Fernández Mallo y los libros que cambian tu perspectiva del mundo
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Es un poemario peculiarísimo que enumera el mundo, casi como lo que haría Perec, pero en poesía. Es fascinante porque, al mismo tiempo que enumera todo lo que puedes ver, reflexiona acerca de qué significa clasificar, qué significa enumerar, qué significa el mundo que nos rodea y por lo tanto me ha parecido un poemario fascinante que se ha editado este año.
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Precisamente, una poeta que es veterinaria y que tiene una mirada muy peculiar, muy única acerca de lo que es la naturaleza, de lo que es hoy día. Hace una poetización de lo natural de una manera que yo creo que es casi única en el género de la poesía y creo que es una voz muy fresca y al mismo tiempo muy consolidada, con un pleno sentido.
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A mí, José Ovejero me parece uno de los más importantes autores en español vivos. Esta es una novela que crea un mapa de un territorio, de una zona casi a lo región como Juan Benet o Faulkner. Crea un territorio imaginario en la península ibérica donde ocurren cosas muy extrañas, entre rurales y urbanas, y hay una serie de vibraciones precisamente reales o simbólicas que van tejiendo una trama, vamos a decir, de una inquietud histórica. Me parece además de una escritura tremendamente precisa, de esas personas que saben escribir y que a los que somos chapuzas por naturaleza como yo, nos da envidia.
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Me interesa mucho toda la trayectoria que está haciendo Javier Gomá a través de la filosofía, la ética y lo que él llama la excelencia cívica. Es un pensador para mi importante. Este libro lo empecé a leer hace poco, pero sí que me interesa mucho cómo él va definiendo que lo que hay en concreto en cada uno, ese ser que hay en cada uno, puede ser universal también, se puede convertir en un ejemplo universal. Creo que tiene un valor social y ético interesante, aparte de que está muy bien documentado. Él es un erudito en la filología clásica, es un libro de un pensador que tiene mucho que decir, estés de acuerdo con él o no.