Cuando la literatura se cuela en la música
Libros recomendados por músicos

La poesía es una de las grandes influencias de los músicos. Siempre ha existido esa fina línea que separa los versos de las canciones, y que a veces se cruza y entremezcla. Los músicos que han participado en Librotea en este tiempo han demostrado la pasión que les une a los poemarios, pero también a otros textos que llevan el ritmo dentro (como la obra de los beats o los autores de la era del jazz).Así, entre estas lecturas destacan los poemas de Baudelaire, Rimbaud, Silvia Plath, Wislawa Szimborska y Benjamín Prado. Romanticismo, tormento y costumbrismo en breves líneas.Poe también es un autor bastante citado entre los músicos, quizá por esa oscuridad que emana. La rabia y la desolación se funden en las obras de Carver y Bukowski, que no suelen faltar tampoco a esta cita. Ni Kerouac y Boris Vian, que ya fueron aclamados en su época por lo músicos de los cuarenta y los sesenta. El mundo del rock indie se visibiliza con Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga, mientras que Los detectives salvajes de Bolaño imparten el ritmo de poeta en busca siempre de algo. Aquello que sólo puede encontrar en el fondo del verso.
Cuando la literatura se cuela en la música
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Si vas a leer sólo un libro de poesía, que sea Las flores del mal de Charles Baudelaire, para que tengas un pretexto de aprender francés.
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Y siempre la poesía de Marianne Moore, que concentra lo cívico y lo intelectual como pocos han logrado.
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Los que me conocen, y él mismo, saben que Benjamín Prado es mi debilidad. Me impactaron mucho sus libros anteriores, pero este título, a mi modo de ver, supera cualquiera que haya escrito antes. Benjamín dijo en su presentación que no había tardado tanto en publicar otro libro de poemas porque no tenía a quién escribírselo, toda una declaración de intenciones. En un curso de poesía que hice con él de profesor nos insistía en la importancia del lugar dónde colocábamos la cámara al contar algo, la perspectiva desde la que lo hacíamos. Y eso es lo más sorprendente de Benjamín en este libro, dónde coloca la cámara. Así encontramos poemas en los que el mismísimo Ángel González se olvida que está muerto para hablarle a Benjamín sobre María, su mujer, a quien está dedicado este libro, o también poemas como los de la sección "Viajes con la azafata" donde llega a concluir que en todos los lugares donde han ido juntos han dado por desaparecido al tipo que era antes de ese conocerla. Sobresale por encima de todos el poema que Benjamín dedica a su difunta madre, "Su viva imagen", el amor por excelencia, el amor a una madre, un poema estratosférico. Hay muchos más en el libro, decenas de reflexiones asombrosas e imágenes únicas. Os invito a descubrirlo.
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Un poemario que sacude el corazón y el cerebro a partes iguales como sólo Szymborska puede hacerlo: poética e ironía de lo cotidiano.
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Soy una vitalista absoluta y leer a Nietzsche a los dieciocho años aproximadamente me ayudó a situarme en un lugar determinado frente a los demás. Con Nietzsche decidí que yo no sería de las que mueren la vida, sino de las que toma sus decisiones para vivirla, con sus consecuencias, por supuesto, y con la dimensión artística como forma de completar la limitadísima realidad circundante. Quizá soy la persona libre que me he permitido ser gracias a ese libro. Pienso muchas veces en eso.
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(JORDI): Se podrían contar muchas cosas de esta novela, y todas serían buenas. Pero yo me quedo con toda la primera parte, en la que Bolaño nos cuenta el DF con tal fidelidad, que incluso puedes llegar a oler los tacos pastor de la esquina. Un relato increíble para una ciudad infinita.
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