La escritora Silvia Nanclares escoge varios libros en los que la casa, la ciudad y el cuerpo están irremediablemente conectados. Como si la historia fuera del interior al exterior (o viceversa) de nosotros mismos dejándonos marcas por todas partes.Entre ellos recomienda Buena alumna, de Paula Porroni, “un periplo por los escenarios de la precariedad de una estudiante demasiado mayor para empezar un postgrado. Desarraigo, crudeza y autocastigo en esta primera novela llena de habitaciones en pisos compartidos”; en El pan a secas, Mohamed Chrukri deambula por las calles de Tánger y Tetuán mientras “aprende a golpes de qué va lo de hacerse mayor, cual Lazarillo libidinoso. Un puñetazo de novela”, afirma Nanclares. Otra novela con la casa como protagonista es Fun Home, de Alison Bedchel, en la que se describe “la casa, el padre, la familia como gran estructura de opresión y manantial de identidades engañosas. La salida del armario de varios miembros de la familia se funden en esta novela gráfica que hubiera hecho las delicias de Proust”.Más libros: Cada día es de un ladrón, de Teju Cole, la primera novela del escritor nigeriano y en la que, como describe Nanclares, “cuenta el regreso a Lagos de un personaje bien parecido a él. Desarraigo, idealización, desengaño o la imposibilidad de un estado como Nigeria son las asunciones que se le abren paso mientras pasea”; Nunca falta nadie, de Catherine Lacey, en el que acompañamos Elyria en su periplo de dejar casa, marido y trabajo estable para vaganbundear por las carreteras de Nueva Zelanda. “Es una nueva puesta escena del mito del viaje como reseteo vital. Y un nuevo fracaso”, sostiene la escritora.En Atenas se desarrolla A contraluz, de Rachel Cusk. En la capital griega aterriza una mujer para dejarse hipnotizar por el calor extremo y las historias que va escuchando en su deambular. “Un despliegue técnico, una novela deslumbrante construida a base de conversaciones entre desconocidos”, mantiene Nanclares. En Varados en Río, “Javier Montes revienta la fantasía del Río hedonista contándonos su propio destierro emocional a través de las historias de Rosa Chacel y Manuel Puig, dos escritores que vivieron un Río muy diferente al del perpetuo Carnaval”. Finalmente, y entre otras novelas que aparecen en el listado, una para regodearte en la lectura: Todo cuanto amé, de Siri Husvedt. “Es la novela que consagró a Hustvedt a principios de este siglo. Con los protagonistas atravesamos tres décadas de los barrios del SoHo y el Bowery neoyorquinos, donde se creó la burbuja del arte contemporáneo y unas cuantas leyendas. Gozar es poco”, confiesa Nanclares.
La casa, la ciudad, el cuerpo
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Buena alumna
Paula Porroni
Editorial Minuscula, S.L.U.
Un periplo por los escenarios de la precariedad de una estudiante demasiado mayor para empezar un postgrado. Desarraigo, crudeza y autocastigo en esta primera novela llena de habitaciones en pisos compartidos.
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El pan a secas
Mohamed Chukri
Editorial Cabaret Voltaire
Aprendizaje, sexo, miseria. Entre las calles de dos ciudades del Rif, Tánger y Tetuán, el joven Chukri aprende a golpes de qué va lo de hacerse mayor, cual Lazarillo libidinoso. Un puñetazo de novela.
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Fun home
Alison Bechdel
RESERVOIR BOOKS
La casa, el padre, la familia como gran estructura de opresión y manantial de identidades engañosas. La salida del armario de varios miembros de la familia se funden en esta novela gráfica que hubiera hecho las delicias de Proust.
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Cada día es del ladrón
Teju Cole
Acantilado
La primera novela de Cole cuenta el regreso a Lagos de un personaje bien parecido a él. Desarraigo, idealización, desengaño o la imposibilidad de un estado como Nigeria son las asunciones que se le abren paso mientras pasea.
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Nunca falta nadie
Catherine Lacey
ALFAGUARA
Acompañamos a Elyria en su periplo de dejar casa, marido y trabajo estable para vaganbundear por las carreteras de Nueva Zelanda. Una nueva puesta escena del mito del viaje como reseteo vital. Y un nuevo fracaso.
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Azul casi transparente
Ryu Murakami
Editorial Anagrama
La novela nos sumerge en los bandazos de unos jóvenes habitantes de una base norteamericana en Japón. Mucha droga, mucho sexo y mucha indolencia contada con la pasión brutal y antisentimental del buen Murakami.
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A contraluz
Rachel Cusk
Libros del Asteroide
Una escritora londinense aterriza en la ciudad de Atenas para dejarse hipnotizar por el calor extremo y las historias que va escuchando en su deambular. Un despliegue técnico, una novela deslumbrante construida a base de conversaciones entre desconocidos.
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Varados en Río
Javier Montes
Editorial Anagrama
Montes revienta la fantasía del Río de Janeiro hedonista contándonos su propio destierro emocional a través de las historias de Rosa Chacel y Manuel Puig, dos escritores que vivieron un Río muy diferente al del perpetuo Carnaval.
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Todo cuanto amé
Siri Hustvedt
Editorial Anagrama
La novela que consagró a Hustvedt a principios de este siglo. Con los protagonistas atravesamos tres dećadas de los barrios del SoHo y el Bowery neoyorquinos, donde se creó la burbuja del arte contemporáneo y unas cuantas leyendas. Gozar es poco.
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Campo de amapolas blancas
Gonzalo Hidalgo Bayal
Tusquets Editores S.A.
Me la recomendaron en la librería palentina Las Puertas de Tannhauser y caí renida a su blancura, correlato de lo liberador, lo inalcanzable, lo peligroso. Una de las mejores novelas sobre la heroína que se ha escrito en castellano, y una de las mejores recientes. Larga vida a la ciudad imaginada de Murania, reino soberano de Hidalgo Bayal.
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