Las mejores novelas españolas de 2018
Los títulos imprescindibles de este año literario.

Las mejores novelas españolas de 2018
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'Ordesa' no tiene planteamiento. 'Ordesa' no tiene desenlace… 'Ordesa' es nudo.Nudo…El de tu garganta lectora, que queda un poco más abajo que tu garganta humana… Más cerca del corazón…'Ordesa' para mí, debo aclarar, es algo más que un libro. Vilas me lleva a lo que yo viví, es lo que tiene compartir con él el pueblo de nuestra infancia. En su libro habitan seres y lugares comunes que quise y quiero. Y esto, que en un principio puede parecer una ventaja para Manuel Vilas, es en mi caso un hándicap. ¿Y si el Barbastro que me muestra no es el Barbastro de mi infancia? Pero Vilas es un gran escritor, por supuesto. Vilas sabe lo que hace cuando nombra nuestros sitios comunes. Sabe poner cada palabra en su sitio para que yo sonría. Digo yo, sin ser 'Ordesa' para mí, pero con algo en sus páginas que me pertenece. Que nos pertenece a todos nosotros.Porque 'Ordesa' no es Barbastro. Ordesa no es el Valle de Ordesa. 'Ordesa' ni siquiera es solamente 'Ordesa'. Es algo más. La novela es una confesión tardía de alguien que puede ser Manuel, o Rita, o quizá tú. Es un acercamiento a la muerte ajena. A esa muerte que duele. A esa muerte que te desgarra por dentro y no sabes bien cuando va a sanar su herida. Tal vez no sane.Vilas sana su herida con el desahogo. Muestra su obra, para mí la mejor de este autor, la relación con sus padres, vista por los ojos de un niño que hoy es adulto. Muestra también su relación con sus hijos, vista por los ojos de un padre que un día fue hijo. Y no necesita gesticular ni hacer ademanes descontrolados para llamar la atención del lector. No hay excesos en Ordesa, solo hay sencillez. Palabras naturales para contar algo natural. No hay prosa rebuscada ni párrafos estudiados en exceso. 'Ordesa' busca contarnos una parte de nosotros mismos. De nuestras relaciones familiares, nuestras revueltas infantiles y nuestros viajes a la playa. 'Ordesa' escarba sin dolor. Destapa. Sí. Eso es. Esa es la palabra. 'Ordesa' destapa una parte de ti, de mí, de nuestros padres y de nuestra España. Entrar en 'Ordesa', Valle o Libro, es reflexión. Os invito a meditar. Conocerse un poquito mejor a sí mismo nunca está de más. Os invito, como cada semana, a leer. Se llama 'Ordesa', se llama Manuel Vilas. Leedle. Sin más…
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Un libro más extenso, pero no menos impactante. Una historia sobre la ruptura de una pareja contada con toda la solidez de la prosa de Isaac Rosa y con un mecanismo narrativo muy interesante, desde el final hasta el principio. Perfectamente ejecutada y a pesar de ser un tema muy doloroso para cualquiera que tenga pareja, no puedes dejar de leer la novela. Es también muy poderoso el impacto que produce en el lector.
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Tiene una forma de escribir Eva Baltasar que uno no sabe si está leyendo un poema o escuchando una canción, una musicalidad que dota a su voz de una singularidad excepcional. Permafrost es una novela que habla de las relaciones entre padres e hijos, de cómo construir una identidad propia a la sombra alargada de una madre. Es también un libro que rompe tabúes sobre la sexualidad femenina y en el que el suicidio planea como deseo y posibilidad todo el tiempo. La capacidad de Baltasar para mirar y devanar es lo mejor de este libro. La capacidad de construir imágenes como la del latido de un corazón capaz de derretir la capa de hielo más profunda, el Permafrost.
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¿Eres un «mochufa»?Imagínate que un autor critica las clases medias, mejor aún, las clases bajas que aspiran a ser medias porque quieren llegar a altas.Imagínatelo. No dejes de imaginar porque esta es al menos la sensación que yo tuve al cerrar “Los asquerosos”.Es Santiago Lorenzo un autor inteligente que crea en esta narración un micro mundo posible, Zarzahuriel. Y ahí, es ese conseguir que el lector acabe convencido de que puede habitar en la utopía, radica la grandeza de esta obra. Podría habitar en la prosa originalísima del autor, podría habitar en la riqueza de neologismos, ¿Eres un mochufa?, podría habitar en ese antagonismo perfectamente ensamblado de sus dos protagonistas, que cuando uno crece el otro encoge, que cuando uno encoge el otro crece, podría habitar su grandeza en cada carcajada que arranca al lector. Ese humor tan fresco y a su vez tan educado, tan difícil hacerlo, tan difícil hacerlo bien.La grandeza, te contaba, está en que tu cierras el libro pensado que puedes ser el próximo Manuel, quien de desprende de lo material, primero por obligación y luego por devoción. Cuando no se tiene nada todo sobra.Y no cuento más porque no me la gana. Si quieres saber si eres mochufa lee Los asquerosos.¿Será que todos somos «mochufas»?
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Hay quien dice que las novelas de Eduardo Mendoza son de dos tipos: las de reír y las más serias. Pero lo cierto es que sus libros suelen aunar ambas vertientes y la mejor prueba es El rey recibe. La nueva obra del Premio Cervantes 2017 cuenta las aventuras de Rufo Batalla, un licenciado en letras germánicas, periodista a ratos, director de una revista del corazón que termina siendo funcionario en Nueva York. Un personaje egoísta, culto y divertido que es testigo y narrador de algunos de los acontecimientos más importantes de finales de los sesenta y principios de los setenta. Batalla recuerda al propio Mendoza, que empezó a escribir unas memorias y acabó pariendo una trilogía de novelas de la que El rey recibe es la primera entrega. Un libro que reflexiona sobre el franquismo o el marxismo al tiempo que narra episodios surrealistas e historias fantásticas. Adictivo. Eficaz. Eduardo Mendoza en estado puro.
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El amor y el odio son una extraña pero frecuente pareja de baile. En Aprender a hablar con las plantas esa combinación va un paso más allá, la protagonista de la primera novela de Marta Orriols se sube a esa montaña rusa emocional tratando de hacer frente al dolor de un duelo y al dolor de una traición. No sabe lo que quiere o lo que odia, ni siquiera sabe cuánto había de verdad en la vida que había compartido con su recién fallecido (e infiel) marido. Orriols enhebra una de esas novelas en las que todo es absurdamente cotidiano, en la que la vida, dolorosa, late en cada página. Un libro en el que una mujer trata de parar los golpes para adentrarse en una soledad que antaño deseó y que ahora se ha convertido en un territorio inhóspito.
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Tenía pendiente leerla y, cuando lo he hecho, he acertado. Cara de Pan, la última novela de Sara Mesa, es una obra que con solo dos personajes y un escenario, un rincón de parque que el lector se imagina de 2 metros cuadrados, produce desasosiego e inquietud a quien lee. Y tiene mérito, lectores, que una obra basada en las escenas diarias de un viejo y una niña permanezcan en tu mente mucho después de cerrar el libro.Tiene todo el mérito narrativo, me has enganchado, Sara, me has conmovido, me has convencido, y lo más importante, me has hecho dudar de mis propios pensamientos. Porque yo misma he prejuzgado, justo eso que denuncias en tu libro, Sara, y he sufrido antes de tiempo. Sara Mesa nos relata la realidad condensada en pocas páginas, sintetizando al máximo una trama que llega a doler. Como las grandes obras. Menos es más. Y Cara de pan es mucho más. Narrada desde la sencillez es el lector quien debe profundizar. La autora lo pone fácil pincelando hechos, palabras, gestos, escenas...En marzo, debemos leer y pensar Cara de Pan, de Sara Mesa.
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