Las mejores novelas extranjeras de 2018
Diez títulos de cuya lectura no se sale indemne.

En Librotea continuamos desgranando los mejores libros del año que termina. Ya hemos hablado de los mejores ensayos y las mejores novelas españolas de 2018, hoy es el turno de las mejores novelas firmadas por autores foráneos. Una estantería compuesta por diez títulos de cuya lectura no se sale indemne. Una educación, de Tara Westover, es más que una novela un relato que bebe de la experiencia de la propia autora. De cómo tras criarse en el seno de una familia mormona radical en las montañas de Idaho terminó doctorándose en Cambridge, de cómo la educación cambió para siempre su vida. Maggie O’Farrell firma La primera mano que sostuvo la mía, una novela que habla de las mentiras sobre las que se construyen algunas familias, de cómo la maternidad lo cambia todo. Un libro en el que O’Farrell vuelve a demostrar una capacidad asombrosa para mirar y describir, para contar. Otro de los títulos presentes en esta estantería es El orden del día, de Eric Vuillard. Una obra que ahonda en los entresijos que se esconden tras el inicio de la II Guerra Mundial. Entre lo mejor del año están también Mandíbula, de la ecuatoriana Mónica Ojeda, y Conversaciones entre amigos, de Sally Rooney. La jovencísima escritora se coló en la lista del Man Booker Prize con este relato generacional que ahonda en temas como el amor o la precariedad. Un premio con el que se alzó en 2017 George Saunders por Lincoln en el Bardo, libro que hemos disfrutado en España este año y que no puede faltar en esta lista. También están entre lo mejor del año Río revuelto, la primera novela de Joan Didion traducida por fin al español, y Hombres, de Angelika Schrobsdorff. La argentina María Gainza deslumbró con El nervio óptico y se consagra como una gran narradora con la recientemente publicada La luz negra. Y hablar de la cosecha narrativa de 2018 es hablar de Las ocho montañas, de Paolo Cognetti.
Las mejores novelas extranjeras de 2018
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UNA EDUCACIÓN
ANTONIO SANTOS BARRANCA
Diputación Provincial de Huelva. Servicio de Publicaciones
Tara Westover creció en las montañas de Idaho, en el seno de una familia mormona radical que no creía en la medicina ni en la escuela. Westover soportó los malos tratos de un hermano psicópata y resistió a las peroratas de un padre extremista. Pese a no haber pisado nunca un aula y habiendo tenido a su alcance solo libros sobre religión terminó doctorándose en Cambridge. Una educación es el relato de una vida alucinante, una historia sobre el sueño americano que radiografía al país y no lo deja demasiado bien. Unas memorias que son todo eso y algo más porque hablan de ese momento determinado en que una vida cambia y tienes que elegir: permanecer con tu familia, viviendo una vida que no te gusta, o renunciar a ella. Tara Westover es de las segundas, de las que se arriesgan, de las valientes que agarran su nueva vida aunque eso suponga no poder hablar con su madre.
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Magie O'Farrell es una narradora excepcional, una de esas escritoras capaz de radiografiar lo más hondo de los seres humanos, de construir personajes complejos, de carne y hueso. Una cualidad que vuelve a poner en práctica en esta novela. Un relato a dos tiempos protagonizado por dos mujeres. La carismática Lexie Sinclair,que abandonó su Devon natal para adentrarse en el bullicioso Soho londinense de mediados de los cincuenta. Y Elina Vikuna, una artista de origen finlandés que se enfrenta a la aventura de la maternidad en el Londres actual. Lexie es uno de esos personajes irresistibles, querrías tomarte con ella una copa en cualquier pub británico. Una mujer que consiguió hacerse un nombre en el periodismo mientras iba sorteando las complicaciones de su vida amorosa. Elina ha pasado por un parto traumático y lucha por entender qué es eso de ser madre y por no alejarse de su pareja, Ted. Entre medias teje la escritora británica un misterio que desvelará solo al final.Vuelve a construir O’Farrell un relato en el que sus protagonistas se enfrentan a lo que soñaron ser y a lo que son en realidad. A los peligros de dejarse llevar por la inercia. A la traición. A comprender que la maternidad lo cambia todo.
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De cuando en cuando surge una obra que no es ensayo ni novela, pero que es capaz de señalar a aquellos rincones que, aunque sabemos que existen, solemos ver entre tinieblas. Con 'El orden del día', Éric Vruillard ha conseguido un considerable éxito en Francia partiendo de hechos reales y presentándonoslos con estructura novelesca. Una reunión real en la Alemania de 1933 sirve para que Vruillard indague en las relaciones de poder en el gran desastre del siglo XX, en las fuerzas que permitieron que las atrocidades del nazismo tuviesen lugar, y en esos casos anónimos que se vieron engullidos por los acontecimientos. El autor se inmiscuye a través de la curiosidad y la fantasía en esos momentos claves en los que, en grandes salones a puerta cerrada, se decidían los destinos de millones de europeos. Pero, sobre todo, nos muestra como las dinámicas del poder no cambian, sino que lo hacen sus protagonistas y los contextos. Detrás de cada quiebro de la Historia hay personas reales que no dirigen países ni ordenan a los ejércitos, pero que mueven las piezas de lso acontecimientos.
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Cuando la broma y el juego dejan de serlo entra en escena la ecuatoriana Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), quizá una de las mejores narradoras de los últimos años. Su anterior novela publicada en España, Nefando, horadaba en el asunto de la pornografía y el sexo cuando este deja de ser mero placer y se convierte en pura violencia. En la nueva, Mandíbula (título de una sola palabra, como una bofetada) aborda las relaciones femeninas cuando entra lo tóxico, la venganza y el dolor. La premisa es una chica secuestrada por una de las profesoras de su instituto. No es una maestra cualquiera: había sufrido bullying por parte de varias alumnas, entre ellas la secuestrada, una niña bien, pija, hipster oscura. Ojeda va trazando la situación de angustia, y a la vez la relación entre todas esas mujeres, la que se establece entre las amigas de la adolescencia cuando se deja de jugar a la comba y donde el sexo y el deseo también juegan un papel prominente. A medias entre lo terrorífico y lo sórdido. Y, sobre todo, lo femenino alejado de cualquier cuento de hadas.
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Una novela sobre relaciones de pareja y amistad, sobre lo socialmente aceptado, sobre las etiquetas. Sally Rooney huye de los estereotipos en esta obra que no se queda en la superficie. Relata la especial relación que se establece entre Frances y Bobbi, dos amigas que en el pasado también fueron pareja, y el matrimonio formado por Melissa y Nick. Pero no es solo una historia de relaciones cruzadas, Rooney habla también de la precariedad económica, del aborto o de la ultracatólica Irlanda. Y ese es el mayor mérito de una autora nacida en 1991 y que escribe literatura en mayúsculas.
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Explora la muerte con mucha irreverencia, me divirtió mucho.
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No se me ocurre mejor recomendación para esta feria del libro, para este verano y los tiempos por vivir que esta novela alpina, unánime y rotunda que toca un doble tema ancestral: la relación entre padre e hijo y la amistad en el tiempo entre dos varones. Ha alcanzado el estatus de fenómeno literario europeo. Ganadora del Premio Strega en Italia y el Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia, esta entrañable historia sobre la amistad entre un chico de ciudad y otro que vive en las montañas cuidando el ganado, ha conquistado el corazón de cientos de miles de lectores allí donde se ha publicado.
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