Libros que nos hacen más humanos, recomendados por Elif Shafak
La autora de origen turco publica 'Hay ríos en el cielo', epopeya en torno a una gota de agua que atraviesa distintas épocas de la humanida.

De la antigua Mesopotamia al Londres del siglo XIX y a las orillas del río Tigris en 2014 a través de una gota de agua. En Hay ríos en el cielo, la nueva novela de la escritora de origen turco Elif Shafak, la historia de la humanidad es resumida a partir de una partícula minúscula, una sencilla gota de agua que conecta puntos y lugares distantes en el tiempo y el espacio. Con ese ambicioso y singular punto de partida, la autora de El arquitecto del universo nos habla de imperios que caen, de la Epopeya de Gilgamesh, del papel de las mujeres en la historia y de la crisis climática, entre muchas otras cosas. A todas ellas se acerca con pasión y empatía, una receta necesaria en un mundo cada vez más polarizado. Hablamos con Shafak y nos recomienda libros que nos hacen más humanos.
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Lo minúsculo y lo universal. Esa dualidad está en el centro de Hay ríos en el cielo, un libro que comenzó con la idea de dar voz a un elemento tan pequeño como una gota de agua. “Aunque este libro es épico en su alcance, en el sentido de que abarca países, siglos, culturas y milenios, todo comenzó con esa pequeña idea, con esa diminuta gota”, cuenta Shafak. “Me pregunté si podría ver el universo dentro de esa gota, como tal vez William Blake quiso ver el universo dentro de un grano de arena. Quizás fue un poco místico, pero lo que intento decir es que el agua es la historia de nuestra época. Y lo olvidamos. De hecho, la crisis climática es esencialmente una crisis hídrica, se trata principalmente de una crisis de agua dulce. Esa es la paradoja: por un lado, el nivel del mar está subiendo y, por otro, estamos viendo cada vez más inundaciones repentinas. Lo que pasó en España, en la hermosa Valencia, me rompió el corazón. No debemos olvidar que puede pasar en cualquier lugar”.

Para Shafak el agua representa algo más que un elemento natural necesario. “Cuando miramos a nuestro alrededor, especialmente en Europa, y vemos esta abundancia de agua, nos da la impresión de que tenemos demasiada”, apunta. “Pero la paradoja es que tenemos poca agua para beber. Y para quienes venimos de Oriente Medio, esta es una realidad muy aguda. Porque de los diez países con mayor estrés hídrico del mundo, siete se encuentran en Oriente Medio y el norte de África. Nuestros ríos se están agotando. También veremos un aumento del extremismo si no hay agua. Esto también afecta la vida de las mujeres, principalmente porque son aguadoras. Por lo tanto, cuando no hay agua cerca, la distancia que una mujer tiene que caminar aumenta, lo que aumenta la posibilidad de violencia de género. En realidad, todo está conectado. Y, como narradora, solo quiero mostrar que estas conexiones existen. Me interesa mucho el ecofeminismo, que intenta conectar distintos puntos”.
Buscar la humanidad
Hay ríos en el cielo transcurre en tres momentos históricos muy distintos, desde el lodo del río Támesis en 1840 al Londres de la actualidad, o con Narin, una niña yazidí que vive e orillas del río Tigris. “Soy narradora, pero eso no significa que solo me interesen las historias.También significa que me interesan los silencios”, cuenta Shafak. “Siento eso con mucha fuerza, quizá porque soy una escritora turca. Turquía es un país con una historia muy larga, compleja y rica, pero eso no significa que tengamos una memoria muy fuerte. Todo lo contrario. En Turquía, somos una sociedad de amnesia colectiva. Toda nuestra relación con el pasado está llena de rupturas, y esas rupturas se llenan con interpretaciones ultranacionalistas y ultra religiosas del pasado que siempre hablan de un imperio glorioso, de nostalgia imperial”.
Como escritora, Shafak quiere plantearse preguntas. “¿Dónde están las historias de las mujeres? ¿Dónde están las historias de las minorías? ¿Cómo era el Imperio Otomano para un platero armenio, un molinero judío, un campesino árabe, un marinero griego o un agricultor kurdo? Cuando eres narradora, debes interesarte por los silencios y las historias no contadas”, explica. “Siempre me he sentido más atraída por la periferia que por el centro, por los márgenes, cualquiera que se sienta diferente, que sea tratado como diferente. Mi corazón se dirige naturalmente en esa dirección. Quiero comprender y escuchar su historia. La literatura tiene el poder de rehumanizar a las personas que han sido deshumanizadas”.
Para la escritora, que se ha posicionado en varias ocasiones contra la deriva autoritaria del gobierno turco, la literatura tiene un poder para humanizar que otras formas de comunicación no logran igualar. “Hay estudios científicos muy interesantes que demuestran que existe una conexión entre las emociones y la memoria”, apunta. “Por ejemplo, cuando escuchamos una charla, si esta se presenta con números, gráficos y estadísticas, al día siguiente hemos olvidado alrededor del 56% de la charla. Tres días después, hemos olvidado alrededor del 72%, o más del 70%. Pero si la misma conversación se transmite a través de historias, una historia personal, entonces recordamos, y recordamos por más tiempo. Nadie lo dijo mejor que Maya Angelou: “La gente olvidará lo que has hecho”, dijo. Puede que sí. Puede que incluso olviden lo que dijiste, pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir. Son esos sentimientos los que nos acompañan: nuestro dolor, nuestra ira, nuestra alegría, nuestro placer. Estas son las cosas que nos acompañan. Así que la literatura dice la verdad a su manera y nos conecta con otras personas”.
Por eso, Shafak cree que necesitamos la literatura “igual que necesitamos agua, aire y pan”. “Es igual de esencial. Un mundo sin empatía, un mundo donde nos volvemos insensibles unos a otros, un mundo marcado por la apatía, será mucho más difícil de vivir. Tal como yo lo veo, la literatura es el antídoto contra el entumecimiento”.
Libros que nos hacen más humanos, recomendados por Elif Shafak
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Siempre recomendaría leer Don Quijote por muchísimas razones. Me impactó profundamente como lectora y como escritora. Y creo que es un libro que no se puede leer solo una vez, hay que releerlo una y otra vez. Cada vez que lo lees, descubres cosas nuevas. Para mí, Don Quijote es muy importante porque me demuestra que una novela abraza la pluralidad, la imaginación y la audacia. Así que siempre ocupa un lugar muy especial en mi corazón.
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Otra novela de la que me encanta hablar es Orlando de Virginia Woolf. Me demostró que se puede ser libre como narradora. Es una historia muy fluida, muy acuática. Intenta trascender las fronteras geográficas y temporales. Hasta que leí Orlando, cuando era mucho más joven, no sabía que se podían escribir historias así.
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Recomendaría, aunque no es muy conocida en Occidente, a una poeta iraní llamada Forugh Farrokhzad. Era una rebelde y pagó un precio muy alto en Irán, en una sociedad muy patriarcal, por serlo. Se trata de una mujer, una poeta, que escribió sobre la sexualidad femenina. Escribió sobre el deseo femenino, se atrevió a escribir sobre él. Eran temas casi inéditos, y aún hoy, ya sabes, mucha gente la insultó por eso. Incluso hoy en día, es posible que te encuentres con gente que la calumnie. Me gustaría que más gente leyera su obra.
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Otro poeta que podría recomendar es Rumi. La voz de Rumi, creo, es tan atemporal. Es tan universal. Hay algo muy compasivo en la poesía de Rumi. Y me gusta la inteligencia compasiva. Me gusta el humor compasivo. Creo que la amabilidad nos hace más fuertes y no deberíamos perderla de vista.