Los mejores comienzos de la historia de la literatura
Los comienzos más memorables de la historia de la literatura

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”, el comienzo de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, es uno de los más célebres de la historia de la literatura, pero no es el único. Un buen inicio sirve para enganchar al lector, para deslumbrar, para lograr que alguien memorice un par de líneas de una obra. En Librotea nos hemos puesto manos a la obra para recopilar los comienzos más memorables de la historia de la literatura.La de Lolita, de Nabokov, tiene un puesto de honor en esta estantería, su “Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía” incluso se ha ha convertido en fenómeno viral. No todo el mundo ha leído entero El Quijote, pero son pocos los que no saben que comienza así: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero”. Otros inicios mundialmente conocidos son los de la Divina Comedia, Anna Karenina o El extranjero, de Albert Camus: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé”. Entre comienzos inolvidables está también el de Corazón tan blanco, de Javier Marías: “No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola…”. Para descubrir los de El túnel, la Divina Comedia o El nombre de la rosa basta con consultar el libro. El que seguro que no has olvidado es el de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar…”.
Los mejores comienzos de la historia de la literatura
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El sol negro del dolor.
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[En 'Berta Isla'] me he permitido alterar, y presentar como suyas, un par de citas del Dickens de 'Historia de dos ciudades'. Una osadía, pero bueno.
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Recuerdo pensar: “Esto era”. Yo no quiero saber nada, pero no porque sea peligroso, sino porque he encontrado en la ausencia de curiosidad una paz extrañísima que me conduce invariablemente al desastre, el éxito o la depresión.
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Es un libro que siempre me resultó fascinante. Dentro de lo crudo de la historia, consigue desdibujar en ocasiones la linea que separa la repulsa y la pena por su protagonista. Una historia conmovedora.
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Novela de iniciación que con el tiempo vas descubriendo que es novela de culminación. El talento de verdad casi siempre es discreto y transparente.
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Siempre quise leer la 'Divina Comedia'. Esa idea nació en mi adolescencia pero no pude enfrentarme al libro hasta que llegué a la Universidad. Un viaje al infierno no se hace todos los días. Dante se convierte en un guía tan bueno que te entran ganas de quedarte a vivir allí en un lugar tan terrible.
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Hay libros que recuerdo en qué momento exacto los leí. El túnel lo leí en 1994. Sábato había hecho un informe sobre la dictadura argentina y yo estaba haciendo Calígula en Buenos Aires. El peso valía un dólar, todo era carísimo. Era todo una locura, y en ese momento hacer Calígula allí era... Además era una versión que estaba situada en la Roma de Mussolini. Bioy Casares y Sábato iban todos los jueves a un restaurante en La Recoleta a comer unos raviolis. Sábato y Bioy ya me conocían, así que a veces comía con ellos. Un día le dije a Bioy: “Señor Bioy Casares, nunca he comido unos raviolis tan ricos”. Y él me dijo: “Ah, pero no sea usted ingenuo, cuestan 30 dólares. Por 30 dólares en mi casa le hacemos raviolis para un año”.
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El que pueda leerlo en su edición original sin notas, mejor. Y si no, en cualquier traducción. Borges prefería en inglés, porque fue la que leyó de niño, y lo entendió en ella. Ahora contamos con una en castellano actual.
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Si vas a leer sólo una novela de amor (y desdicha, claro), que sea "Ana Karenina" de León Tolstoi, para que sepas cómo se las gastan los rusos.
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Lo leí en un momento de ingentes lecturas en el que las imágenes las servía mi imaginación.
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Mi libro favorito de ciencia ficción. Parece fácil de leer, pero hace pensar y mucho.
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Es muy difícil decir algo de esta novela que no se haya dicho ya. Es la novela por antonomasia, por la cantidad de dichos, hechos, personajes, intrigas, situaciones, dramas e historias que alberga. Creo que García Márquez, abrumado por su éxito, acabó confesando que la odiaba… y consideraba ‘El otoño del patriarca’ muy superior a ‘Cien años de soledad’. Como lectora, creo que la fuerza que tiene el arranque de ‘Cien años de Soledad’ es insuperable.
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En El monarca de las sombras, mi última novela, conviven ambas clases de diálogo. La novela propone de entrada una humilde lectura de la Ilíada y la Odisea, y de hecho su título procede de un verso del único pasaje de la Odisea en que comparece, ya muerto, el protagonista de la Ilíada: Aquiles.
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