Los secretos de la gran dama de la novela negra, Donna Leon
Donna Leon es conocida en todo el mundo como una de las grandes autoras de la novela negra, pero la escritora estadounidense no se considera una gran fan del género. “Gran parte del género está muy mal escrito”, explica en un hotelmadrileño mientras transmite pasión a través de los gestos de sus huesudas manos. “Las tramas son predecibles y hay mucha violencia en ellas, en especial la violencia sexual, que está descrita con mucho detalle”. Por eso no le extraña que muchos de sus fans le confiesen que leen los libros de su inspector Brunetti, ese policía veneciano convertido ya en un clásico del noir, pero no a otros autores. “Orgullo y prejuicio y Grandes esperanzas son más emocionantes que cualquier novela negra”, zanja la autora. Sólo hay algunos autores que ella salva de la quema: Raymond Chandler, por ejemplo. “Su prosa es una de las grandes de la lengua inglesa”, afirma.En En el nombre del hijo, la escritora estadounidense más europea retoma un paisaje conocido -la Venecia en la que vivió hasta hace poco, y que abandonó asqueada del turismo para recalar en Suiza- y a su personaje fetiche. La fascinación que miles de lectores sienten por ese inspector de orígenes humildes pero ilustrado, casado con la hija de un noble y que a menudo se topa con las trabas del sistema en sus investigaciones, sigue siendo el motor de su escritura. “Creo que la gente no se cansa de Brunetti por las mismas razones que yo no me canso de él. Es una persona que tiene una vida intelectual. Piensa sobre cosas, y aprendemos de cómo él analiza los problemas, de cómo evalúa a las personas. ¡Y lee!”, exclama.Esas lecturas son las que a ella le han acompañado desde que un día, a los 12 años, una frase de un libro de Winnie The Pooh (“cuanto más buscaba, menos estaba allí”) le intrigó, hasta su enamoramiento con Jane Austen. De todo eso hablamos con Leon en esta entrevista, que también nos dejó sus libros recomendados.
Los secretos de la gran dama de la novela negra, Donna Leon
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La prosa de Raymond Chandler es espectacular. Es tan bueno en sus descripciones de cosas y de acciones humanas que pertenece a los grandes escritores de lengua inglesa. Pocos escritores de novela negra pueden estar en ese grupo.
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Admiro sin límites a Ross McDonald, su prosa es tan sencilla pero tan maravillosamente detallada. Cada vez que leo una de sus descripciones me domina la envidia y los celos. Pienso que ojalá yo pudiera escribir así de bien.
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Todo aquel que quiera escribir novela negra debería leer 'Orgullo y prejuicio'. Sin alzar la voz, sin una escena de violencia o sangre te atrapa y te lleva a lo largo de 300 páginas. La tensión que sientes no es violenta, pero estás estás inmerso en el mundo de esta gente. Eso es una gran escritora, y lo consigue con nada.
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Grandes esperanzas y Orgullo y prejuicio son dos libros que me parecen más emocionantes que cualquier novela negra que haya leído nunca. Puedo volver a leer cada diez años y vivir todo eso de nuevo.
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La historia de una mujer joven atrapada en la sociedad neoyorquina de 1910.
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Hace poco he redescubierto este libro gracias a mi editora española. Es un libro sobre un niño ruso que es abandonado por su familia, y es adoptado por una manada de perros. No se parece a nada que yo conozca.
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Lo volví a leer al escribir mi último libro. Como suele pasar con las grandes tragedias, lees una página y tienes que parar y releerla para darte cuenta de que hace 2000 años un hombre podía ser así de sensible con los problemas de las mujeres durante una guerra. Es un libro que ahora me parece tan importante como cuando fue escrito.
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