Movimiento constante
Antonio Lucas recomienda sus libros preferidos

Son estos, pero podrían ser otros tantos. O quizá algunos menos. Y, sin embargo, son estos. Los libros por los que uno sigue en el camino son aquellos que suponen una ventana hacia otros libros. Leer es un movimiento constante, una expedición que no agota jamás la condición del viaje ni alcanza exactamente la meta de un destino. Leer es caminar a tientas por las cosas. Ensanchar el paisaje. Desde estos libros (que podrían también ser otros o no ser tantos) aprendí a descifrar mejor el mundo y a entenderme dentro de él. Propagan un asombro y una incógnita. Vienen de la extrema condición de una insólita libertad. Se escribieron como se leen, entre un silencio, una duda, un gozo, un espanto y un aullido. La genética del hombre se fija también en los libros que lee, pues estos le dan un porqué a tu mirada, a tu condición de sístole, a tu extrañeza.
Movimiento constante
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He dejado para el final este poemario, que tiene una presencia capital en 'Trilogía de la guerra'. Mi relación con este libro siempre había sido conflictiva hasta que lo interpreté como una colección de versos que me sugieren caminatas, pérdidas y derivas por la ciudad de Nueva York. Como por ejemplo la idea de que Lorca, en el poema 'La Aurora', si en vez de escribir “Cuatro columnas de cieno” hubiera escrito “Dos columnas de cieno”, hubiera predicho justamente el 11-S.
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