Elísabet Benavent

Lo leí en el verano en el que cumplí trece años y volví a leerlo a los veinte. Es uno de esos libros que marca de una manera difícil de explicar.

Compré este libro justo antes de una escapada romántica y por los pelos no fastidié el fin de semana: me enganché tantísimo a la historia que no presté atención absolutamente a nada más hasta terminarlo.

Tengo la suerte de contar con Sara entre mis amigos íntimos, pero no es por eso por lo que recomendaría sin pensarlo esta novela. Sus dos anteriores libros me encantaron: son adictivos, divertidos, naturales y sexis. 'El vuelo de Lena' es, además, una historia muy muy especial.

Para mí, la novela de amor por excelencia. Sigue estando vigente, después de tantos años y en un contexto social completamente diferente. Eso solo pasa con las grandes obras de la literatura.

Marian Keyes me descubrió un género al que tardé poco en engancharme. Este fue el primer libro suyo que leí y consiguió arrancarme una sonora carcajada en medio de un montón de desconocidos en el transporte público. Rápida, divertida, romántica y real.

Cuando lo empecé, lo que no podía creer es lo mucho que me gustaría esta novela. La llevé conmigo a unas vacaciones a la playa y amenizó un día increíble… uno, porque no me duró más. Lo devoré en menos de veinticuatro horas.

Repito autora, lo sé, pero porque vale la pena. A la protagonista de este libro le pasa lo que a muchas de nosotras en alguna ocasión: que todo parece salir mal. Me pareció sencillamente encantador y, como siempre, Marian escondió tras sus letras, temas sobre los que meditar.

Quien dice 'Muerto hasta el anochecer' dice los doce libros que le siguen. Qué enamorada estaba yo por aquella época de Eric… el vampiro vikingo.

Divertidísima. Una lectura que te absorbe con una sonrisa en los labios y, además, de las que recuerda bastante a nuestra propia vida… o a la de una amiga.