Manuel Vicent

Una autobiografía inacabada en que la muerte intervino para convertirla en una obra de arte.

Hay que volver siempre a ese manantial de sabiduría que nunca se agota.

Todo Pessoa. Por su pesimismo lúcido, creativo.

Me recuerdan los mejores combates de boxeo, al que el escritor era aficionado. Juego de piernas y un certera pegada.

Porque también era un gran novelista, no solo un guionista genial.

Para mí, la Odisea es la base de todas las cosas. Ahí está todo. No hay que esperar al realismo mágico para que los personajes vuelen. Ahí está el otro, el ser y no ser, y es un cuaderno de la picaresca de la vida. Es la base de la imaginación. 

Si un chaval, un adolescente, quiere abrir la mente a la imaginación, puede leer La isla del tesoro.

Y si quiere ir a saber lo que es el mundo moderno, entre guerras, leer La metamorfosis.

Ahí está ya todo lo que después sería el realismo mágico. Es atrapar el silencio precolombino. En ese silencio está todo lo que viene después, todo los escritores latinoamericanos.

Y si quiere ir a saber lo que es el mundo moderno, entre guerras, leer La metamorfosis.