18 autoras latinoamericanas que tienes que leer
El nuevo boom latinoamericano se escribe en femenino gracias a estas asombrosas escritoras

El Boom Latinoamericano estuvo monopolizado por hombres, las mujeres que participaron en aquel movimiento –como Elena Poniatowska o Elena Garro- quedaron eclipsadas por sus colegas masculinos. Décadas después hay una generación de escritoras que se abre paso con fuerza y por méritos propios. Aquí va una estantería con las últimas autoras latinoamericanas más destacadas.
18 autoras latinoamericanas: el nuevo boom femenino
Samanta Schweblin se coló en la shortlist del Man Booker Internacional, uno de los galardones más prestigiosos de las letras anglosajonas, con Distancia de rescate. La autora argentina ya había deslumbrado con la serie de relatos reunidos en Pájaros en la boca.
No ha sido la única escritora latinoamericana con alta proyección internacional. Las también argentinas Mariana Enríquez o Pola Olaixarac han despertado el interés de grandes medios internacionales. Otra compatriota suya, María Gainza, acumula halagos gracias a su primera novela, El nervio óptico.
La colección de relatos Qué vergüenza, de la chilena Paulina Flores, es un libro eléctrico. Como lo es la prosa de la dominicana Rita Indiana, a la que primero conocimos como cantante y compositora, y después descubrimos como escritora gracias a títulos como Papi. María Fernanda Ampuero, nacida en Guayaquil (Ecuador) y afincada en España, es la autora de Pelea de gallos, un libro de relatos en el que radiografía con precisión la violencia, el machismo o la precariedad en un libro que trasciende a la realidad del continente americano. También residente en nuestro país, la peruana Gabriela Wiener ha publicado Llamada perdida, una obra en la que narra con destreza su lucha diaria contra los vaivenes cotidianos.
México aporta a esta selección nombres como los de Laia Jufresa, Valeria Luiselli, Sofía Segovia o Verónica Gerber Bicecci. La primera novela de esta última, Conjunto vacío, nada en las aguas de la autoficción y no solo está escrita, también está dibujada, explorando nuevas formas de narración. La chilena Nona Fernández es la autora de La dimensión desconocida, una obra que aborda las desapariciones de la dictadura de Pinochet.
Otros nombres que se suman a esta lista son los de la boliviana Liliana Colanzi, la ecuatoriana Mónica Ojeda, la uruguaya Fernanda Trías o la colombiana Pilar Quintana. El nuevo boom latinoamericano se escribe en femenino.
Y para ti, ¿cuál de estas autoras latinoamericanas es tu favorita?
18 autoras latinoamericanas que tienes que leer
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Pequeños disparos narrativos que prueban que el mundo casi nunca es lo que creemos.
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<br>Un libro que me encanta. Se vendió como una novela, pero cada vez que lo leo tengo la sensación de que es un libro de cuentos. Es un libro fabuloso sobre la propia vida de la protagonista, contada a través de cuadros de pintores célebres. Es un libro muy peculiar por su composición y por cómo va mezclando la vida de algunos pintores con la propia vida. Muy, muy recomendable.<br>
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No es necesario conocer la realidad latinoamericana para dejar que estos relatos nos perturben. Basta con saber que clase, género y raza son los ejes que vertebran casi todas las violencias; basta con disfrutar de las historias en las que el esclavo se subleva, aunque su revancha no sea bonita, sino más bien hedionda y salvaje. Con una prosa que tiene garra y tiene flow, que se puede y debe leer en voz alta, 'Pelea de gallos es', sin duda, uno de mis libros del año.<br>
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De vez en cuando llega una artista que nos tapa la boca a todos, nos pone firmes y nos hace darnos cuenta de que nos hemos estado durmiendo en los laureles demasiado tiempo. Mariana Enríquez es esa artista y Las cosas que perdimos en el fuego es el ejemplo perfecto de género fantástico que te cala por dentro y que te llevas contigo mucho tiempo después de cerrar el libro. Si no te gusta, es que no tiene alma, o quizá te la haya robado alguna de las cosas que se arrastran por estas páginas.
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Vibrante y sobrio relato sobre las desapariciones de presos políticos en Chile.
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En clave de autoficción y con numerosos recursos (que incluyen el uso de imágenes, dibujos, esquemas), el debut narrativo de Gerber se afana en expandir los límites lineales de lo que es una narración.
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Lo que se intuía, es una realidad. Empieza a ser una escritora que va a formar parte de un canon del cuento los próximos años.
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Una niña que mira. Un papi convertido en personaje de terror y en ausencia.
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<br>Autoras como Sofía Segovia y Mónica Castellanos están impulsando las letras en la región minera de la región de Monterrey. <br>
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Querrás leer filosofía, querrás hablar de política, querrás tener una amiga con la que compartir delirios y alcohol.
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Cuando la broma y el juego dejan de serlo entra en escena la ecuatoriana Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), quizá una de las mejores narradoras de los últimos años. Su anterior novela publicada en España, Nefando, horadaba en el asunto de la pornografía y el sexo cuando este deja de ser mero placer y se convierte en pura violencia. En la nueva, Mandíbula (título de una sola palabra, como una bofetada) aborda las relaciones femeninas cuando entra lo tóxico, la venganza y el dolor. La premisa es una chica secuestrada por una de las profesoras de su instituto. No es una maestra cualquiera: había sufrido bullying por parte de varias alumnas, entre ellas la secuestrada, una niña bien, pija, hipster oscura. Ojeda va trazando la situación de angustia, y a la vez la relación entre todas esas mujeres, la que se establece entre las amigas de la adolescencia cuando se deja de jugar a la comba y donde el sexo y el deseo también juegan un papel prominente. A medias entre lo terrorífico y lo sórdido. Y, sobre todo, lo femenino alejado de cualquier cuento de hadas.
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Una novela breve, bella y desasosegante sobre la violencia real y simbólica contra la mujer, sobre las consecuencias devastadoras de las expectativas sociales —particularmente la maternidad— y sobre el remordimiento y la culpa cuando, para responder a esas expectativas, también se recurre a la violencia.
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