Este cuerpo y (deseo) es mío
Libros recomendados por Librotea

Severine cumplió sus fantasías eróticas en un burdel. Aquel personaje quedaría en la retina de muchos tras el visionado de la película Belle du Jour. Catherine Deneuve era la actriz que la interpretaba y también se llevó consigo, para el imaginario colectivo (y para la controversia), el traje de Severine. Y era 1967.Mucho tiempo después; mucha lucha después; muchas batallas ganadas después como la legalización del aborto o la incorporación masiva de la mujer al empleo, Deneuve ha implicado su imagen en un Manifiesto que habla de sexo, de poder, de las mujeres, de la no victimización y la no censura. Y la polémica ha vuelto a saltar, pero no por el mismo frente que en los sesenta. La defensa de la libre disposición del cuerpo femenino –que nada tiene que ver con el acoso, con el abuso, la violación ni cualquier provocación masculina que coarte la libertad femenina- inflama y hasta se censura, dadas las interpretaciones mayoritarias que ha tenido el ya famoso texto, no desde el lado conservador, sino el más bienintencionado.Sin embargo, no son pocos los libros que hablan en términos muy parecidos a lo que este Manifiesto exponía. Y que han sido reivindicados por el feminismo. Libros que señalan a la mujer como no víctima, como no vulnerable, como no cuidadora y ni siquiera en búsqueda de una protección. Porque ninguna de estas atribuciones está en el código genético de las mujeres al nacer.Destacamos entre ellos Desnuda, de Kathleen Rooney, la historia de una chica que se convierte en modelo para pintores. Reivindica la desnudez y su deseo de comportarse como ‘objeto’ de los que la pintan, sin sentirse violentada por ofrecer su cuerpo.En Las buenas chicas no leen novelas, Francesca Serra hace una sutil defensa del poder de elección de la mujer ante lo que lee (y consume). Es también un ejercicio de libertad, sin dejarse atrapar por las etiquetas del mercado como ‘literatura femenina’, por poner un ejemplo facilón.Virginie Despentes en Teoría King Kong (que este año se vuelve a reeditar) ofrecía un discurso que negaba el ideal de la “mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos es posible incluso que no exista”. Y ya en Fóllame había hablado del deseo sexual de las mujeres y había puesto en circulación temas como la prostitución de una forma que quizá hoy también daría bastante de qué hablar.Más atrás en el tiempo nos encontramos con Sólo para mujeres, de Marilyn French, una de las precursoras del feminismo. En este libro habla de aquellas que no entendieron (en los cincuenta, sesenta) que el matrimonio tenía que ser su única finalidad en el mundo. Ni aguantar al marido pesado de turno. Y que podía haber otro tipo de relaciones que podían ser tan o más placenteras y satisfactorias (no sólo para el cuerpo) como las que ordenaba el pensamiento tradicional.En Peyton Place, Grace Metalious desarrollaba en una pequeña comunidad la historia de tres mujeres que luchan por ser más fuertes que su entorno y, en cierta manera, por escapar a él. Las tres luchan por su individualidad y su libertad personal en un ambiente que no favorece el fomento de esos valores, sobre todo si se es mujer. La autora tuvo críticas para parar un tren, pero también se hizo famosa. Dicen las malas lenguas que le dio a la bebida y que murió: cirrosis.En Oscuridad Total, Renata Adler se adentra en el escozor de la ruptura amorosa: las pesadillas de las vivencias que ya no volverán y toda esa historia que conocemos bastante bien. ¿Para qué? Para dar a luz a una mujer que se recompone desde un nuevo lugar, libre e independiente.Citamos también a Anaïs Nin y sus diarios, el último de la rescatada Lucía Berlín, Manual de mujeres para la limpieza y el ensayo de Eva Illouz sobre por qué duele el amor (a las mujeres particularmente). Quizá por eso, porque nos trataron de víctimas con el papel de plegarnos a unos deseos que no eran los nuestros.Todos son libros que defiende el feminismo, y están entre los párrafos del vilipendiado Manifiesto de las cien francesas.
Este cuerpo y (deseo) es mío
-
-
-
Subrayarás todas sus ideas arriesgadas y lúcidas sobre prostitución, violencia sexual y feminismo punk.
-
-
Los secretos oscuros de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra protagonizan este libro de culto que se sitúa en un extraño territorio entre Twin Peaks y Melrose Place. ¿Adoras el mal gusto? Amarás Peyton Place.
-
Anaïs Nin es fascinante e inagotable. Yo la descubrí, como más o menos todo el mundo, en los 70, cuando su diario se puso de moda. También leí algunos cuentos suyos preciosos, agrupados en Under a Glass Bell (es curioso que usara la misma metáfora que Sylvia Plath, la "campana de cristal"; para mí alude a la sensación de las mujeres de que lo que hacemos no afecta al mundo real, no repercute en él). Pero lo que es fabuloso es el diario: por la hondura de la introspección, por la finura del análisis psicológico propio y ajeno, por la sinceridad a tumba abierta, y sobre todo, por la intensidad de los deseos de Nin y de su placer eróticoamoroso. Estos diarios son la parte que no publicó en vida... y leyéndolos, no es difícil entender por qué. La vida sexual de Nin es escandalosa, y totalmente amoral. Pero con qué lucidez, franqueza, inteligencia y sensibilidad lo cuenta...
-
-
Fragmentos narrativos que narran la supervivencia femenina, llenos de fuerza vital, sordidez y humor.
-
¿Sufres por amor? No eres tú, o no solo eres tú: el sufrimiento amoroso tiene mucho que ver con el orden social en que vivimos. Otra forma de alivio.
- Ver más contenido