Influencias de museo
Siscar

El Louvre y sus cosmogonías.Todos estos libros que acompañan a estas líneas son, de un modo u otro, responsables del contenido y la forma de mi primera novela, La vigilante del Louvre, de Plaza&Janés. De la literatura de Alice Munro despierto siempre con la urgencia de descubrir en mi día a día la magia que ella consigue ver (crear) en el suyo. De Highsmith y de Nin absorbí cómo ilustrar la delicadeza y la pasión, y todos los tonos intermedios que pueden despertar entre dos seres humanos convencidos de su encaje, algo mucho más allá de la distinción de géneros. Pocas descripciones de París más intensas y al mismo tiempo más complementarias que las de Hemingway o Miller. En cuanto a Mary Ann Clark y Victor Hugo, tienen su propio espacio explícito en La vigilante del Louvre. Quien lo leyó sabe bien a qué me refiero. Disfruté la sutilísima novela de Michon sobre el amor no consumado por el simple gusto de compartir el interés por las palabras del título. De Jaqueline du Pré y su genio extraje gran parte de mi Claudette. En cuanto a Thierry Savatier, le debo todo lo que sé y reflejé en mi novela, La vigilante del Louvre, sobre uno de los más impactantes, escandalosos y furtivos cuadros de la historia del arte, el magnífico El origen del mundo de Gustave Courbet.
Influencias de museo
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Porque es el último que leí de Highsmith, y con él me hice mayor y me reconocí sentimentalmente inmaduro, definitivamente inmaduro.
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Anaïs Nin es fascinante e inagotable. Yo la descubrí, como más o menos todo el mundo, en los 70, cuando su diario se puso de moda. También leí algunos cuentos suyos preciosos, agrupados en Under a Glass Bell (es curioso que usara la misma metáfora que Sylvia Plath, la "campana de cristal"; para mí alude a la sensación de las mujeres de que lo que hacemos no afecta al mundo real, no repercute en él). Pero lo que es fabuloso es el diario: por la hondura de la introspección, por la finura del análisis psicológico propio y ajeno, por la sinceridad a tumba abierta, y sobre todo, por la intensidad de los deseos de Nin y de su placer eróticoamoroso. Estos diarios son la parte que no publicó en vida... y leyéndolos, no es difícil entender por qué. La vida sexual de Nin es escandalosa, y totalmente amoral. Pero con qué lucidez, franqueza, inteligencia y sensibilidad lo cuenta...
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Escrita cuando su luz ya se apagaba, en el ocaso de una existencia plagada de alcohol y literatura, esta novela narra la vida que Hemingway llevaba en París allá por los años veinte, cuando la capital parisina era un hervidero de artistas. Como toda fiesta, esconde una dosis de alcohol ineludible, que marcará los comportamientos de genios como el propio Hemingway, Fitzgerald, Pound o Joyce.
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El tótem de "lo de la vida bohemia". Un libro que resulta muy atrayente y fascinante leerlo de joven, e inspirador leerlo de mayor.
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Del mismo modo que a Yo, Claudio la coloco como una de las novelas más completas jamás escritas. Los miserables quizás tenga una dimensión aun mayor en cuanto a trascendencia por la profundidad con la que trata los grandes temas humanos y que hacen que leerla suponga una bofetada sentimental constante y deje un poso eterno. La figura de Jean Valjean fue uno de mis primeros pensamientos como fuente al plantearme escribir sobre el que acabó siendo un perdedor.
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El origen del mundo. Historia de un cuadro de Gustave Courbet
Thierry Savatier
Ediciones Trea, S.L.
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