Libros de familia
ESTANTERÍA CREADA POR LA ESCRITORA ELVIRA NAVARRO

Soy lectora por muchos motivos. Uno de ellos es la ampliación de la experiencia, y por tanto del conocimiento. Si queremos saber sobre el afuera miremos adentro, y viceversa. Todos estos libros permiten hacer ese recorrido circular. Permiten mirar y mirarnos de otro modo. Inventarnos. Constatan que la ficción sobre lo que somos tiene efectos muy reales. Mezclo a propósito autores consagrados con no consagrados, sacrificando a mi pesar a unos cuantos de ambos lados, porque creo que es interesante analizar de qué manera se abordan las relaciones entre padres e hijos en diferentes épocas y contextos.
Libros de familia
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Un libro que tenía muy presente escribiendo Las voces de Adriana. En él, la autora italiana reproduce las voces de su familia y lo tengo muy presente en la primera parte de la novela, donde está reproducida la voz del padre.
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Kafka y su padre se querían. No supieron amarse, pero queda esta carta, absolutamente injusta. El padre de Kafka tenía razón. Si Kafka hubiera tenido hijos no hubiera escrito contra su padre este largo reproche infundado, pero maravilloso.
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Un libro que impactó mucho en mi casa. El título nos parecía tan extremadamente desolador que nos lo tomábamos a risa. Handke quiere entender el suicidio de su madre, una mujer que intentaba dejar de ser “una” para ser “ella”, y que por eso no encajaba en el mundo que le tocó vivir. Handke es frío, hermético y fragmentario incluso cuando habla de su propia madre, pero acaba creando un trenzado de sensaciones y sugerencias que calan hondo en el lector.
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El amor constante de una hija por una madre defectuosa, egoísta y descuidada, que se equivoca sin cesar, pero jamás deja de amarla.
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Hermosa novela de autoficción. Se nota muy bien la transición del franquismo a la democracia tanto en los ámbitos familiares como en los culturales y artísticos.
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[Lo recomiendo] por la tristeza que esconde la promesa del amor en un fraseo contenido.
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Kafka y su padre se querían. No supieron amarse, pero queda esta carta, absolutamente injusta. El padre de Kafka tenía razón. Si Kafka hubiera tenido hijos no hubiera escrito contra su padre este largo reproche infundado, pero maravilloso.
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