Libros para ver el mundo de una forma nueva, recomendados por Juan Tallón
El novelista escribe sobre la extrañeza en su nueva novela, 'El mejor del mundo'.

En El mejor del mundo, la nueva novela de Juan Tallón tras el éxito de Obra maestra, hay un ambicioso vendedor de ataúdes que, un buen día, ve como su vida es otra, literalmente. Su familia no es la misma, su trabajo no es el mismo y su nombre tampoco. Porque su nombre, además, era Antonio Hitler (más adelante hablaremos sobre eso). En esta obra, el escritor gallego nos habla de la extrañeza, de los dilemas que nos pone la vida y de lo que estamos dispuestos a sacrificar para conseguir lo que buscamos. Hablamos de todo eso con él y nos recomienda libros para ver el mundo de una forma nueva.
Video: entrevista y libros recomendados de Juan Tallón

Cuenta Juan Tallón que el origen de El mejor del mundo es un sueño. “Fue un sueño que tuve en 2004, cuando compré mi piso y me fui a vivir solo”, recuerda. “Mi felicidad era casi una exageración, y tal vez para compensar ese exceso, un día soñé que llegaba a casa después de trabajar y me encontraba en el interior con dos completas desconocidas. Me refiero a mi mujer y a mi hija. Y lo peor de todo no era que tenía una familia, sino que no podía hacer nada por rebelarme ante esa situación, simplemente tenía que hacer como si realmente fuesen mi mujer y mi hija, cosas que parecían, porque me trataban con muchísimo afecto y naturalidad”.

Ese sueño se quedó rondando su mente y, cuando buscaba sobre qué escribir tras Obra maestra, decidió zambullirse en él. “Me pareció que, aunque en otros términos, la extrañeza absolutamente extraordinaria de ese sueño podía ser el gran punto de inflexión de la nueva novela”. Así llega Antonio Hitler, empresario de pompas fúnebres ambicioso hasta la médula que planea vender ataudes de lujo y demostrar que su padre estaba equivocado sobre cómo gestionar el negocio familiar. Hasta que un día se despierta y todo ha cambiado”.
Una novela sobre la extrañeza
El mejor del mundo es un libro que cuestiona lo que sabemos de nosotros mismos. “Creo que hay algo de ficticio en toda identidad”, apunta Tallón. “Primero, nunca sabes del todo cómo eres, porque a veces te ves en situaciones inéditas y entonces respondes de una forma inédita. Pero, de todas formas, nadie es igual a sí mismo todo el tiempo, con lo cual la identidad es algo que está en construcción constantemente. La novela lleva esta situación, esta circunstancia, al paroxismo. Un personaje que de pronto asiste al derrumbe del mundo tal y como lo conocía. Ha cambiado su familia, ha cambiado su casa, su ciudad, el mundo. Ha cambiado él. Pero no solo eso. Ha cambiado su historia personal. Es decir, hay una ruptura total de la identidad personal”.
Ese es Antonio Hitler, alguien con una “ambición desmedida”. “Creo que ese modo de enfrentar las ambiciones de una generación con la otra nos ayuda también a pensar en qué es el éxito hoy, cómo lo buscamos”, explica el novelista. También, lo que estamos dispuestos a sacrificar por lo que ansiamos. “Yo decidí desarrollar un personaje con un carácter muy particular. Primero, con un bajo umbral de moral, lo que le permite asumir el precio que sea por aquello que quiere conseguir. Va extraordinariamente lejos para conseguir lo que se propone y lo consigue. Y enseguida lo pierde. Y cuando se produce un cambio de escenario descubre que ahora tiene todo. Tiene prestigio social. Tiene reconocimiento. Tiene dinero. Tiene una familia que lo quiere. Tiene una relación con su padre afectiva como no tenía antes. Y tenerlo todo para él es poco. Porque él no necesita todo. Él necesita algo. Pero algo muy particular. Porque su ambición era su empresa, llevarla a lo más alto”.
En esa búsqueda de la extrañeza, el nombre del protagonista añade un punto más a la mezcla. “Yo tomo la decisión de que la extrañeza no se quede en el simple punto de inflexión donde el personaje descubre que el mundo ha cambiado y él no sabe cómo ni por qué. Quería más capas de extrañeza”, cuenta Tallón. “Y pensé que bautizar al personaje protagonista de origen gallego con un apellido extranjero generaría un nuevo desconcierto. Pero me di cuenta que en el momento que el lector leyese por primera vez el nombre del personaje, querría seguir leyendo. Porque necesita respuestas”.
La respuesta existe, pero hay que buscarla en el libro. Lo que también encontrará el lector es un todo que, lejos de adentrarse en lo fantástico, juega con la percepción del mundo. “Yo no quería cargar las tintas sobre el género fantástico. Mi pretensión, a lo mejor un poco ingenua, era dotar de total normalidad, credibilidad y realismo a aquello que no lo tenía. Volver lo ininteligible, lo que remite a un imposible epistemológico y ontológico, común. Hacer como si realmente no hubiese pasado nada inconcebible”.
También, incluso, con algo de humor. “Yo miro el mundo con mi marco mental”, señala Tallón. “Y uno trabaja, escribe desde su marco mental. La novela es el humor. Yo no sé pensar sin humor. Yo no sé escribir sin humor. Aunque sí sé cuándo el humor va a tener una dosis, un calibre, cuándo una situación admite el humor, cuándo no admite el humor. La novela creo que lo admite en varios grados, como a lo mejor no lo admitía Rewind y aún así había elementos de humor”.
Libros para ver el mundo de una forma nueva, recomendados por Juan Tallón
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Voy a recomendar libros que para mí han sido referentes imprescindibles para la concepción y construcción de esta novela. Por una parte son un par de autores que han creado ficciones especulativas, yo recomendaría a Jorge Luis Borges el Aleph o Ficciones, que son piezas que no pasan nunca de las diez páginas y que muchas décadas después de que fuesen escritas siguen comentándose, son inagotables.
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En otro tono recomendaría Bestiario o Final de Juego de Julio Cortázar. Son sus relatos cortos que también remiten al género fantástico. Para mí fueron imprescindibles porque no soy un autor del género y ellos son maestros, o son los maestros que yo quise investir de esa categoría. Hay otros, por supuesto, pero yo me limité a esos.
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Fue una referencia constante, un autor al que tener en cuenta a lo largo de todo el libro, antes de que existiese y mientras se gestaba su existencia, Kafka. La transformación, el proceso, esa gestión de la extrañeza total que él hace en esos libros, el individuo que despierta, que simplemente tiene que gestionar el cambio, pero que no se pregunta en ningún momento qué ha pasado, por qué ha acabado así.¿De dónde viene esta transformación? No se entra ahí, simplemente se gestiona la extrañeza. ¿Cómo él gestiona esa extrañeza? ¿Cómo gestiona la angustia en el proceso de un personaje que de pronto es detenido y en ningún momento sabe por qué? Esos estados emocionales, yo los necesitaba generar en mi novela. Por eso estos serían los autores que recomendaría.
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He vuelto a autores que para mí fueron muy impactantes en mi juventud. Y aquí puedo citarte a Georges Perec, puedo citar a Vargas Llosa, puedo citar a Paul Auster y siempre encuentras cosas o que habías olvidado o que simplemente no habías reparado en ellas. Son textos, como los de Borges, a los que vuelvo muy a menudo, inagotables. Siempre van a estar por encima de ti, siempre te van a derrotar, pero tú vuelves a ellos porque te recreas.