Libros para vivir el arte, recomendados por Eugenia Tenenbaum

A través de Instagram y plataformas como Patreon, Eugenia Tenenbaum se ha destacado como una de las mayores divulgadoras del arte de la actualidad. Esta historiadora del arte gallega afincada en Madrid comenzó hace tiempo a difundir y compartir su visión, poniendo en contexto movimientos y estableciendo paralelismos con el presente. Pero al mismo tiempo también ha visibilizado el papel silenciado de la mujer en el arte y abogado por la diversidad de género. En el transcurso del pasado FLEM, hablamos con ella de cómo vivimos el arte, de su reciente ensayo La mirada inquieta y de los libros que le han marcado en su vida.
Videoentrevista con Eugenia Tenenbaum
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Arte para todos
Una de las nociones extendidas en la creencia popular es aquella que sitúa el arte como algo elevado, incomprensible para una gran mayoría del público. “Me gustaría pensar en lo que acabas de decir como un cliché, pero en realidad también creo que que la historia del arte, la historia de los museos, se cimenta precisamente sobre sobre esa noción de exclusividad”, reflexiona Tenenbaum. “Eso por un lado, le da estatus, pero luego también le resta accesibilidad. El arte occidental siempre ha estado mayoritariamente al servicio del poder, era en sí mismo algo exclusivo a lo que la mayor parte de la gente no tenía acceso. Después sí que es cierto que con la aparición de los museos, ya en el en el siglo XIX, se empieza a democratizar un poquito el acceso, pero es un acceso hacia la aristocracia y, sobre todo, hacia la burguesía, no hacia la clase obrera”.

Esa moción del arte como un coto cerrado todavía perdura en buena parte. “Hablando hace unas semanas con dos compañeros que trabajan en un museo de Madrid, me contaron lo complicado que es muchas veces cambiar las cosas desde dentro”, relata Eugenia Tenenbaum. “Cuando se organiza una exposición temporal saben que, por ejemplo, el contenido de las carteleras o de los paneles informativos, no es accesible, pero no les importa porque se dirigen a un público muy concreto, a un público nicho. Partimos de la base de que el arte es patrimonio, que es algo de todas, pero siempre hay un abismo a la hora de acceder a ese patrimonio en igualdad de condiciones”.
Sin embargo, ella ve una apertura, lenta pero constante, en los cerrados círculos del arte. “Ha ido cambiando un poco, sobre todo con el tiempo. En el mundo de los museos, por ejemplo, se ve más intención de incluir a otro tipo de públicos que no se han iniciado, y creo que también ha jugado en eso jugado un papel muy importante las redes sociales. Sin ir más lejos, ahora que se ha aprobado una nueva definición de museo y, dentro de esa nueva definición, se supone que una de las bases sobre las que se debe construir un museo es la diversidad y la inclusividad”.
Hacia un arte inclusivo
En los contenidos de Eugenia Tenenbaum, una constante es visibilizar la labor silenciada de las mujeres artistas a lo largo de la historia, así como promover esa inclusividad y diversidad a la que hacía referencia. “Es importante que entendamos que al final la historia, más que una verdad universal, es un relato. La historia la escriben los vencedores”, apunta. “Pero en cambio, interiorizar esa historia como un relato y, por tanto, como un relato que puede cambiar y que en muchos casos debe cambiar, creo que nos cuesta asimilar por quizás por la incertidumbre que nos produce cuando tú te pasas la mayor parte de tu vida recibiendo un relato concreto. De repente, llega un punto en el que esa casa que has construido se empieza a derrumbar y entiendo que es que eso genere inquietud. Pero creo que es importante entender la legitimidad de cambiar el relato y también genera un espacio para la curiosidad y para la inquietud. En el sentido de ‘bueno, vamos a descubrir qué ha pasado, qué ha podido pasar y vamos a intentar acercarnos a esto con el mayor rigor posible”.
Libros recomendados por Eugenia Tenenbaum
Libros para vivir el arte, recomendados por Eugenia Tenenbaum
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Olvidada (como tantas creadoras y pensadoras, ay) durante decenios, Luisa Carnés acaba de ser recuperada gracias al investigador David Becerra Mayor y a la editorial Hoja de Lata. Luisa formó parte de la generación de la República, aunque por ser de clase muy humilde (empezó a trabajar a los 11 años, en un taller de sombreros) no llegó a frecuentar el Lyceum club femenino. Su breve novela, probablemente autobiográfica, Tea Rooms, subtitulada Mujeres obreras, apareció en 1934. Narra unos meses en la vida de una joven proletaria madrileña, con una aguda conciencia de la injusticia de género y de clase. Una "indignada" de 1934.
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En poesía, a mí me llega mucho Rosario Castellanos. Recomiendo su antología, Juegos de inteligencia.
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En poesía también me gusta mucho Fernando Pessoa. Él y Rosario Castellanos son las dos personas que me enseñaron a apreciar la poesía, cuando antes sentía que no me entraba. Se lo debo a ellos.
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Me gusta que es un ensayo hecho desde el humor. He llegado a reírme con las notas a pie de página, algo que no me ha pasado en la vida con un ensayo. Básicamente, lo que hace a través de un montón de ejemplos y una bibliografía que es maravillosa, es expresar cuales han sido los obstáculos a los que se han enfrentado las escritoras y, de alguna manera, los va echando abajo.
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Es un ensayo sobre historia del arte que demuestra que los discursos no son neutrales y que todo, de alguna manera está imbuido de ideología, y cómo fue a partir del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, cuando se empezó a excluir sistemáticamente a las mujeres dentro de la práctica historiográfica. No es que antes, obviamente, jugasen en igualdad de condiciones, pero sí que hubo que de alguna manera se demuestra todos estos intentos por excluirlas de manera sumamente consciente de los temarios.
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