Nuevos modelos de masculinidad en 10 libros
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A comienzos de los 2000, Michel Houellebecq mandó a su personaje Michel de vacaciones a Tailandia. Fue en Plataforma y con esta novela quedó inaugurado el género de la reflexión sobre las masculinidades del siglo XXI: hombres un tanto desorientados con prácticamente todo, incluido el sexo. La visión de Houellebecq suele ser casi siempre bastante pesimista y, por supuesto, esta novela no acaba muy bien (y Michel, el protagonista, es uno de esos tipos despreciables, pero que estimas de alguna manera extraña). Puede que no guste el escritor, pero con esta historia se apuntó un tanto (uno más).Otro autor francés que desmitifica a los hombres del siglo anterior es Pierre Lemaitre. Su personaje, el detective Verhoeven, es un claro nuevo paradigma: enano, sufriente y atormentado. Si algunos se preguntan dónde quedan los Marlowe y Sam Spade de turno (inolvidables en el rostro de Humphrey Bogart) es obvio que han desaparecido del mapa.El británico Nick Hornby es uno de los escritores que mejor ha retratado a los treintañeros del XXI (ahora ya más bien cuarentañeros). Es lo que hace en Un gran chico, con un tipo de 36 años que se inventa tener un hijo para ligar con madres solteras (¡¡¡). Y claro, al principio cuela, pero luego empieza a quedar bastante como un patán (con su ternura, eso sí).Un personaje real que despierta esos sentimientos extremos de odio y amor es Limónov, a quien tan bien retrató Emmanuel Carrère en la novela –reportaje homónimo. Apasionado, entregado, politizado, optimista, un hombre que se va a levantar una y otra vez. Ok, esto está muy bien. El problema es cuando esa pasión le lleva también a disparar desde una colina de Sarajevo o ponerse a dar patadas hasta dejar a cualquiera al borde del otro barrio. Tanta testosterona igual no hace falta. Carlos Zanón suele saber mezclar bien el exceso de testosterona con la falta de dopamina. Sus personajes suelen andar ahí, entre la tristeza de los sueños no conseguidos y malogrados y la rabia por que las cosas salgan regular. Son esos antihéroes que a veces se ponen un poco gallitos. Como le sucede a Francis, el protagonista de Yo fui Johnny Thunders.Luego tenemos a los padres de este siglo, a los que también les cuesta (como a las madres, que nadie nace con libro de instrucciones). Varios libros se han publicado últimamente sobre este tema, como el del alemán David Wagner, Cosas de niños, el del argentino Pedro Mairal, La uruguaya y Ordesa, del español Manuel Vilas. Son hombres que se encuentran en crisis (conyugal muchas veces, otras tantas, profesional) y para los que es difícil lidiar con el asunto de las criaturas. Antes, cuando no existían las separaciones, les parecía todo más fácil. No lo es. Finalmente, una historia sobre la amistad masculina. La que cuenta Nickolas Butler en El corazón de los hombres sobre la relación entre Nelson y Jonathan. Pocas veces hemos podido leer las confidencias, el amor que también nutre estas relaciones, de una forma tan intimista. Aunque para retrato íntimo y abierto en canal el que ofrece James Rhodes en Instrumental sobre los abusos que sufrió de niño y lo que influyeron en su madurez como persona. Uno es imposible que vuelva a ser el mismo, pero el amor (y la música en este caso) siempre pueden salvarte. Y eso, contra el mito del abusado que se convierte en abusador, revela a un hombre compasivo. Que, por supuesto, también existen. Es la sentimentalidad masculina del siglo XXI.
Nuevos modelos de masculinidad en 10 libros
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Por elegir alguno de este tipo que me hace mucha gracia. Me gusta mucho su mirada sobre el mundo y la humanidad. Un cachondo…
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Recuerdo que este libro lo disfruté mucho. No recuerdo por qué.… Jaja.
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Apasionante relato de la vida de un personaje singular como pocos. Historia soviética, underground neoyorkino, biografía y autobiografía, todo se mezcla en un libro que te atrapa de la primera a la última página.
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Un libro delicioso.
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Seas músico o no, este libro no te resultará indiferente. De los últimos libros que he leído es uno de los que más me ha gustado. Sin duda alguna la música ha sido, es y será un bálsamo medicinal para todos.
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Me ha resultado muy fresco, la trama me ha encantado, es una novelita corta, muy ágil y con mucho sentido del humor. Chus
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'Ordesa' no tiene planteamiento. 'Ordesa' no tiene desenlace… 'Ordesa' es nudo.Nudo…El de tu garganta lectora, que queda un poco más abajo que tu garganta humana… Más cerca del corazón…'Ordesa' para mí, debo aclarar, es algo más que un libro. Vilas me lleva a lo que yo viví, es lo que tiene compartir con él el pueblo de nuestra infancia. En su libro habitan seres y lugares comunes que quise y quiero. Y esto, que en un principio puede parecer una ventaja para Manuel Vilas, es en mi caso un hándicap. ¿Y si el Barbastro que me muestra no es el Barbastro de mi infancia? Pero Vilas es un gran escritor, por supuesto. Vilas sabe lo que hace cuando nombra nuestros sitios comunes. Sabe poner cada palabra en su sitio para que yo sonría. Digo yo, sin ser 'Ordesa' para mí, pero con algo en sus páginas que me pertenece. Que nos pertenece a todos nosotros.Porque 'Ordesa' no es Barbastro. Ordesa no es el Valle de Ordesa. 'Ordesa' ni siquiera es solamente 'Ordesa'. Es algo más. La novela es una confesión tardía de alguien que puede ser Manuel, o Rita, o quizá tú. Es un acercamiento a la muerte ajena. A esa muerte que duele. A esa muerte que te desgarra por dentro y no sabes bien cuando va a sanar su herida. Tal vez no sane.Vilas sana su herida con el desahogo. Muestra su obra, para mí la mejor de este autor, la relación con sus padres, vista por los ojos de un niño que hoy es adulto. Muestra también su relación con sus hijos, vista por los ojos de un padre que un día fue hijo. Y no necesita gesticular ni hacer ademanes descontrolados para llamar la atención del lector. No hay excesos en Ordesa, solo hay sencillez. Palabras naturales para contar algo natural. No hay prosa rebuscada ni párrafos estudiados en exceso. 'Ordesa' busca contarnos una parte de nosotros mismos. De nuestras relaciones familiares, nuestras revueltas infantiles y nuestros viajes a la playa. 'Ordesa' escarba sin dolor. Destapa. Sí. Eso es. Esa es la palabra. 'Ordesa' destapa una parte de ti, de mí, de nuestros padres y de nuestra España. Entrar en 'Ordesa', Valle o Libro, es reflexión. Os invito a meditar. Conocerse un poquito mejor a sí mismo nunca está de más. Os invito, como cada semana, a leer. Se llama 'Ordesa', se llama Manuel Vilas. Leedle. Sin más…
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