Y entrelíneas, un ensayo
BAJO LA APARIENCIA NARRATIVA

BAJO LA APARIENCIA NARRATIVALibros que son también ideas, novelas, obras de teatro o cuentos que son al mismo tiempo un ensayo.
Y entrelíneas, un ensayo
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¡Este es mi top! Me transformó este libro. Me hizo sentir que hablaba de algo muy cercano en mí. Cuando hablan de los clásicos y se dice de ellos que no hay edad ni tiempo para ellos, pues eso mismo. Con Tolstoi siento que está hablando del ser humano, sin importar en qué siglo nos hallemos. Es un filósofo, sabio y muy cercano, a pesar del tiempo que nos distancia. No voy a explicar de qué trata. Hay que leerlo, sí o sí, y más ahora con todo lo que tenemos, tanto y tan poco…
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¿Podemos ser felices en un mundo feliz? O, peor, ¿podemos conseguir una sociedad lo más cercana posible a la felicidad? ¿Qué sacrificaríamos? Huxley nos da un puñetazo en toda la cara con este futuro negro, muy negro.
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La peste la leí hace pocos años y me quedé deslumbrada por Albert Camus. Sólo había leído el extranjero y me fascinó esa parábola que hace del ser humano en una situación tan límite como es una ciudad cercada por una epidemia de peste. Cómo empieza narrando las circunstancias de una manera más aséptica y anónima de todos los personajes que caen en esta peste y cómo poco a poco se va centrando en seres humanos concretos y va logrando tu empatía. Llegué a la emoción gracias a la maestría narrativa de Camus
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Si vas a leer sólo un libro de cuentos, que sea "El Aleph" de Jorge Luis Borges.
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Un fabuloso thriller planetario, increíblemente erudito y arrebatadamente novelesco. Repleto de pasiones y de enigmas, es también una fascinante travesía a través de la historia y la cultura occidentales, de los pergaminos a los ordenadores, de Descartes a los nazis, de la cábala a la ciencia. Una de esas novelas que no olvidas nunca y, con total seguridad, un clásico.
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La historia de Cipriano, el alfarero, es un relato descarnado y crítico, como casi toda las obras de Saramago, de la sociedad de nuestro tiempo, del capitalismo. Yo veo en este libro un cambio de vida, de relaciones, y de tradiciones que se pierden. Hay una frase casi al principio del libro, cuando describe a los dos personajes (suegro y yerno), que es una gran realidad: 'Buena verdad es que ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe'. Ahora más que nunca hay que volver a retomar los valores que, sin darnos cuenta, hemos dejado de ver. En estos días de confinamiento, y con un previsible escenario de nuevas formas de vivir y de relacionarnos, la he vuelto a leer y hoy más que nunca la recomiendo a todos aquellos que aún no la hayan leído. Saramago en este libro, de una manera descriptiva y detallada, como él solo sabe hacer, toma como hilo conductor, las relaciones de un alfarero que, con su vieja camioneta, reparte su loza a un gran centro comercial. Un gran centro que, poco a poco, lo engulle todo: las relaciones familiares, el trabajo artesanal, la forma de vida, las tradiciones y hasta tu propia identidad como ser humano. Esa caverna que está en las profundidades del Centro, la visión de esas seis personas encadenadas, el fuego apagado, las cenizas, te hacen comprender que vives en un mundo de apariencias, al que estás encadenado y del que tienes que salir corriendo sino quieres desaparecer como persona individual, con tus penas y alegrías. 'Quién no se ajusta no sirve'.
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