Libros que acompañan toda una vida, por Juan José Millás

La vida a ratos, la última novela de Juan José Millás, surgió como un experimento. Mientras daba forma a otros libros, además de su trabajo constante como articulista, el escritor valenciano comenzó un diario en el que el protagonista, muy cercano a él sin ser él, iba observando la realidad con ojos de extrañeza. Así, mirando a todo desde una perspectiva distinta, “como en una duermevela”, se fue fraguando una obra que continúa la tradición novelística de Millás manteniendo ese inconfundible sello que transforma lo cotidiano en inusual, lo banal en determinante. Pese a que se declara un “lector desordenado”, la experiencia vital de Millás está, por supuesto, plagada de obras que le han llevado hasta el autor que es hoy. Junto con la creación de La vida a ratos, y las obras en las que se inspiró para darle esa apariencia de diario (de La tentación del fracaso, de Ribeiro, a los diarios de Sandor Marai), recordó junto a nosotros su evolución como lector. El descubrimiento casual de Cinco semanas en globo en una biblioteca pública cercana a su casa en la que se cobijaba del frío cuando jugaba en la calle le convirtió en lector. De allí pasó a las viejas ediciones de Aguilar, en las quedescubrió a Hemingway o Knut Hamsun. Sus años de universidad le llevaron a otros autores, especialmente de la literatura rusa y francesa del XIX, con especial hincapié en Dostoyevski. Finalmente, llegamos a las que considera las dos grandes obras del siglo XX, además de dos modelos de novela: Ulises y La metamorfosis. La segunda es, hasta hoy, una obra que le fascina y que le da una motivación: escribir novelas enapariencia simples pero complejas en el fondo. Tanto como La vida a ratos.
Libros que acompañan toda una vida, por Juan José Millás
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Un día, en una biblioteca pública cerca de mi casa en la que nos metíamos para refugiarnos del frío cuando jugábamos en la calle, eché mano de un libro. Era Cinco semanas en globo, la primera novela que leí. Empecé a leer y me precipité al interior del libro, de manera que cuando llegó la biblioteca me entró un ataque de angustia, porque no era socio y no me lo podía llevar. Al día siguiente estaba en la puerta de la biblioteca una hora antes de que abriera por miedo a que alguien se llevara el libro. Es libro me hizo lector.
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Durante un tiempo, Dostoievski era 'mi autor'. Que tuviese epilepsia, las fotos de Dostoievski que le hacían parecer atormentado... me fascinaba. También me identifiqué mucho con Raskolnikov.
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Es uno de los libros que más me han marcado en los últimos diez años. Es un diario de sus últimos años de su vida, en San Francisco, hasta su suicidio.
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Me producía mucha envidia ver como, hablando de situaciones absolutamente domésticas, lo leías casi con la intensidad con la que lees una novela policiaca.
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Una escritura portentosa al servicio de un pensamiento muy turbador. Una excelente novela.
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Recuerdo que me impresionó muchísimo cuando era joven.
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Me fascinó lo que yo llamo su sencillez compleja. Ulises solo la puede leer un lector muy experimentado, pero La metamorfosis la puede leer alguien de 15 añosy, en algún nivel, la va a entender. Esa idea de una novela en la que no se escuche el ruido del motor a mi me fascinó y es lo que yo elegí como modelo. Una novela que sea a la vez sencilla y compleja.
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Siempre he sido un lector muy desordenado. Un verano me propuse leer literatura francesa del siglo XIX, otro la literatura rusa.. pero ese orden me duró poco. La muerte de Ivan Ilich, que algunos consideran una novela menor, a mí me dejó deslumbrado.
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Escribir una novela con el formato de La vida a ratos nace cuando leí La tentación del fracaso, que yo creo que es uno de los libros más importantes en lengua castellana del siglo XX. Es un diario de vida cotidiana pero simultáneamente muy misterioso.
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En mi época de lecturas febriles de juventud fueron muy importantes Kafka y Joyce. Leí casi seguidas Ulises y La metamorfosis. Me di cuenta de que eran dos modelosposibles de novela: una grande, la otra corta; una compleja, otra en apariencia simple... Quizás sean las dos novelas más importantes del siglo XX.
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