Novelas que reflejan cómo es vivir en la precariedad
Una selección de títulos que muestran uno de los grandes problemas de nuestra sociedad.

La literatura se nutre de la vida, pero muchas veces además sirve para hacer que la veamos de manera más clara. Lo que aparece en la ficción se vuelve más tangible, casi más real, por el solo hecho de que estemos hablando de ello. Quizás esa sea la razón por la que la literatura española reciente haya dedicado múltiples miradas distintas a un mismo problema: la precariedad. Desde trabajos que alienan y apenas sirven para llevar una vida digna al riesgo, más cercano de lo que parece, de la exclusión social. Repasamos algunas de las novelas nacionales recientes que retratan la vida precaria.
Novelas sobre el trabajo precario
Posiblemente, en ninguna época de nuestra historia se hayan publicado tantas novelas en la que el trabajo, y nuestra relación con él, sea un tema central, señal inequívoca de que algo está pasando. Hace ahora justo una década, Elvira Navarro lo reflejaba en La trabajadora, en la que su protagonista se ve obligada a compartir piso ante los retrasos en sus cobros y se obsesiona con su nueva compañera. Más tarde, fue Isaac Rosa quien nos adentró en La mano invisible en una historia en la que se cuestiona la finalidad y, sobre todo, los intereses de aquellos que están en la cúspide de la escala laboral. Y este mismo año, Eva Baltasar ha formado su novela más abiertamente social con Ocaso y fascinación, la historia de una estudiante que comienza a limpiar casas para pagarse los estudios y a la que la falta de futuro le empuja a una deriva mística.



Libros sobre los efectos de la precariedad
Los trabajos precarios, sin duda, desembocan en vidas precarias, o al menos en vidas inmersas en ella. La literatura española reciente nos ha mostrado distintas maneras en las que se cae en esa desesperanza en la que no parece haber futuro. En Las maravillas, Elena Medel lo hace a través de dos mujeres separadas por tres décadas pero unidas en ese laberinto en el que se convierte la falta de dinero. Por otro lado, en La caída del imperio, de Javier Gallego, es una espiral de noche, música y drogas a lo que se aferran sus personajes, conscientes de que la vida que les contaron que iban a tener no se parece en nada a la realidad.


En el caso de Asamblea ordinaria, de Julio Fajardo Herrero, hay múltiples puntos de vista: desde los personajes que se unen al activismo político a los que eluden mirar el problema de frente, y también un joven que se va a vivir con una tía suya y descubre nuevos lazos. Pero la precariedad no es solo un problema de las grandes ciudades. En Facendera,Óscar García Sierra nos muestra como un antiguo pueblo minero cae en la desesperanza, el aburrimiento y las pastillas para aguantar una realidad cada vez más apagada.

