Laura Freixas

Los libros de Laura Freixas
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Relatos de mujeres 3
Edith Wharton, Fernan Caballero, Laura Freixas, Yanitzia Canetti, Daína Chaviano y Espiro Freire -
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Tsunami
Cristina Fallarás, Edurne Portela, Sara Mesa, Pilar Adón, Nuria Barrios, Flavita Banana, María Sánchez, Laura Freixas, Cristina Morales y Clara Usón -
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Las estanterias de Laura Freixas
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Hablan las lolitas
Ir a la estanteríaNovelas amorosas y ejemplaresMaría de Zayas y SotomayorEl último patriarcaNajat El HachmiTeoría King KongVirginie DespentesVIOLACIÓN NUEVA YORKJana LeoTe encontraréJoanna ConnorsUna mujer en BerlínAnónimo AnónimoLa muñequita de papáDebbie DrechslerOjos azulesToni MorrisonEl color púrpuraAlice WalkerDel color de la lecheNell Leyshon -
Escritoras del siglo XX
Ir a la estanteríaCuentos reunidosClarice LispectorManual para mujeres de la limpiezaLucia BerlinLa mujer heladaAnnie ErnauxEl cuarto de las mujeresMarilyn FrenchLas ruinas del amorTsruyá ShalevLos recuerdos del porvenirElena GarroOrlandoVirginia Woolf Virginia WoolfEl amanteMarguerite DurasLa invitadaSimone de BeauvoirLas amantesElfriede Jelinek -
Escritoras que debes tener en tu biblioteca
Ir a la estanteríaOculto senderoElena FortúnYo misma, supongoNatalia CarreroMemoria de chicaAnnie ErnauxDiarios completosSylvia PlathLa hija extranjeraNajat El HachmiMamá, quiero ser feministaCarmen G. de la Cueva y Malota Malota
Lo que opina Laura Freixas
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Nawal El Saadawi es una luchadora. Una mujer egipcia, de familia pobre, que desde pequeña se indignó contra la injusticia de género el favoritismo de sus padres hacia su hermano varón, la incomprensible preferencia de Alá (eso le decían) por los hombres, la mutilación genital a la que fue sometida y se empeñó en estudiar y en ser autónoma. se hizo escritora y médica, llegó a ser directora de Salud Pública en su país. Pero fue destituida, en uno de los muchos conflictos que la han enfrentado con el gobierno, con gran parte de la sociedad egipcia, con sus sucesivos maridos... Esta novela nos presenta a otra luchadora: una mujer pobre, también está inspirada en un personaje real que intenta todas las vías: el matrimonio (pero su marido la explota y veja), el trabajo asalariado (pero nunca será más que una humilde secretaria), la prostitución (pero necesita un chulo que la proteja... y que se cobra su protección). Acaba condenada a muerte por asesinato. A mí la escena que se me quedó grabada es la de esta pobre mujer sacando del bolso, una y otra vez, su certificado de educación secundaria, creyendo ingenuamente que le va a servir de algo...
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Anaïs Nin es fascinante e inagotable. Yo la descubrí, como más o menos todo el mundo, en los 70, cuando su diario se puso de moda. También leí algunos cuentos suyos preciosos, agrupados en Under a Glass Bell (es curioso que usara la misma metáfora que Sylvia Plath, la "campana de cristal"; para mí alude a la sensación de las mujeres de que lo que hacemos no afecta al mundo real, no repercute en él). Pero lo que es fabuloso es el diario: por la hondura de la introspección, por la finura del análisis psicológico propio y ajeno, por la sinceridad a tumba abierta, y sobre todo, por la intensidad de los deseos de Nin y de su placer eróticoamoroso. Estos diarios son la parte que no publicó en vida... y leyéndolos, no es difícil entender por qué. La vida sexual de Nin es escandalosa, y totalmente amoral. Pero con qué lucidez, franqueza, inteligencia y sensibilidad lo cuenta...
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Olvidada (como tantas creadoras y pensadoras, ay) durante decenios, Luisa Carnés acaba de ser recuperada gracias al investigador David Becerra Mayor y a la editorial Hoja de Lata. Luisa formó parte de la generación de la República, aunque por ser de clase muy humilde (empezó a trabajar a los 11 años, en un taller de sombreros) no llegó a frecuentar el Lyceum club femenino. Su breve novela, probablemente autobiográfica, Tea Rooms, subtitulada Mujeres obreras, apareció en 1934. Narra unos meses en la vida de una joven proletaria madrileña, con una aguda conciencia de la injusticia de género y de clase. Una "indignada" de 1934.
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Denunciar la violencia contra las mujeres no es ninguna novedad. Ya lo hacía en sus novelas cortas esta escritora española del siglo XVII. Con enorme éxito... hasta que la inquisición decidió prohibirlas.
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En una familia marroquí que ha emigrado a Cataluña, el padre pega a su mujer y aterroriza a la familia. Como antídoto contra la angustia, la hija adolescente se refugia en la lectura obsesiva del diccionario.
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El relato desgarrador de cómo Virginie y una amiga suya, adolescentes ambas, fueron violadas por unos chicos que las recogieron cuando hacían autoestop. La segunda parte, en la que Virginie defiende la prostitución (que ella ejerce al igual que tantas víctimas de abusos) es menos convincente.
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A caballo entre el testimonio y el ensayo, este libro frío e inteligente narra cómo, tras ser violada en su propio apartamento en Harlem, la española Jana Leo emprendió toda una investigación, judicial, sociológica, urbanística... para entender lo ocurrido.
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Todas las mujeres tenemos miedo: el miedo a la violación, que nos es constantemente instilado, desde la infancia, mediante advertencias, prohibiciones, relatos, testimonios, películas... Su muy real y traumática violación a la edad de 30 años multiplicó en Joanna Connors ese miedo durante décadas, hasta que decidió afrontarlo abiertamente.
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La historia de las guerras la han contado los hombres, como algo heroico que ellos protagonizan. Olvidan (o mencionan solo de paso, como a la Briseida de la Ilíada, mera pieza del botín que se disputan los guerreros) a las mujeres masivamente violadas. Una de ellas es la anónima (e inteligente, irónica, encantadora) autora de este testimonio de la liberación de Alemania en 1944.
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Los abusos sexuales incestuosos narrados en imágenes resultan impactantes e incómodos, aún así, esta autobiografía gráfica es referencial e imprescindible.
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Aunque no fue bien entendida esta compleja novela cuando se publicó en los 70, poder entrar en la mente de una niña violada de la mano de esta magnífica escritora es una inolvidable experiencia lectora.
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Un clásico de la literatura afroamericana que ayudó a romper el tabú de las violaciones intrafamiliares. Una espléndida narración sobre el arte de las mujeres para superar todos los obstáculos y traumas.
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Esta magnífica novela histórica ambientada en la Inglaterra rural de principios del siglo XIX nos recuerda que los abusos sexuales recorren la historia y la geografía mundial, y más cuando de mujeres pobres se trata.
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Una vieja señora y su vieja criada, en Galicia, protagonizan esta novela deliciosa y maravillosamente escrita. Las dos mujeres parten para un viaje tragicómico en cuyo transcurso reaparecen viejas historias de la familia y de la guerra. Me ha encantado esta novela, porque ilumina aspectos de la vida de las mujeres poco tratados por la literatura (como la maternidad o la relación señora-criada) y porque las dos protagonistas son geniales. La criada sobre todo es un personaje inolvidable.
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Este libro recopila textos breves de muchas autoras (anglosajonas: Adrienne Rich, Sylvia Plath, Margaret Atwood, Toni Morrison, Ursula LeGuin, Elizabeth Smart..., y una francesa, Annie Ernaux) que hablan, en primera persona, de la compleja relación (práctica y material, pero sobre todo conceptual) entre ser escritora y ser madre. Un libro imprescindible, una joya.
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Con este libro de 1976, la gran poeta, pensadora y activista feminista estadounidense Adrienne Rich se mostró pionera en más de un sentido: en abordar el tema de la maternidad; en mezclar el testimonio personal con la investigación y la teoría, y en señalar una característica fundamental de la condición de madre: la ambivalencia. Un clásico.
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Un aspecto de la maternidad sobre el que no se ha escrito casi nada: el aborto voluntario. Con la valentía, honestidad y profundidad de todos sus textos, Ernaux nos cuenta aquí el suyo, en los años 50, cuando ella era una estudiante veinteañera y el aborto era delito en Francia. Buenísimo.
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A mediados del siglo XX, una generación de escritoras anglosajonas (Mortimer, Margaret Drabble, Verity Bargate, Sylvia Plath, Doris Lessing...) descubrió que el voto, la Universidad y la libertad sexual eran grandes conquistas, sí... pero había algo más, con lo que no habían contado y que lo trastocaba todo: la maternidad. Mortimer narra su propia historia al respecto en esta novela autobiográfica, tragicómica, lúcida y terrible.